La cocina es el espacio de la casa en el que la labor doméstica es cosa de nunca acabar. Mañana, tarde y noche, todos sus integrantes abren y cierran cajones o puertas de la estufa, del horno, del lavabo, del refri y demás compartimentos.
Si una casa está realmente habitada, mantener la cocina ordenada y brillante es misión imposible, sin importar si es chica o amplia. Curiosa por descifrar los tips más “pro” de la gurú japonesa del orden, Marie Kondo, esta semana me aventé el maratón de su serie titulada A ordenar, disponible en Netflix desde el pasado 1 de enero.
Aunque sentía cierta resistencia a verla, la sentencia pronunciada por Kondo desde el primer capítulo acerca de que “es imposible mantener la cocina ordenada”, me relajó lo suficiente como para continuar con toda la serie.
En honor a la verdad, son muy pocos los consejos que podría emular entre todos los que ella ofrece en los siete capítulos de esta primera temporada. Además, de los relativos a la cocina, ninguno me pareció “guau”, tal vez porque tengo la fortuna de vivir con alguien que podría ser la versión masculina de la Kondo.
Muchos de los “principios acerca del orden” que la han vuelto famosa, son aplicados en mi hogar gracias a mi esposo, excepto uno de ellos: “Quédate sólo con lo que te haga brillar”, y es que todas las veces que hacemos “limpieza y eliminación” en la cocina, él vuelve a votar por conservar los frascos de vidrio de café soluble “por si un día se ofrecen” y nunca quiere deshacerse de unos tazones amarillo huevo porque “son muy buenos para calentar el arroz”. Y qué puedo hacer, si como bien dice la gurú: “A la hora de ordenar, es muy importante respetar al otro”.
En el capítulo 4, una pareja californiana que ordena el “pantry” muestra a Marie su “colección de tazas”. Son 26 horrendas tazas con diferentes colores y motivos como las que venden en ferias y regalan en eventos. Aunque los japoneses son poco expresivos, imagino perfecto los ojos “muy abiertos” de la diminuta Marie tratando de disimular su espanto al contemplar esos trastos. Definitivamente ninguna persona o mesa puede “brillar” con objetos así. De hecho, uno de mis principios estéticos-hedónicos es beber café o té en tazas lo más fashion posible.
Por otra parte, estoy muy de acuerdo con esta frase del método KonMarie: “Ordenar no se trata sólo de limpiar. También de crear espacios que despierten felicidad”, y yo soy muy feliz en mi cocina cuando horneo, a pesar de que mi compartimento exclusivo para repostería no está “kondeado”, por la sencilla razón de que soy la única que lo ocupa. No necesito tener todos los polvos por un lado ni los líquidos por el otro. Tampoco poner los moldes por tamaños.
Aun así, de verdad “aprecio mis herramientas de cocina por los servicios que me proveen”.
Querida Marie Kondo, después de ver tu serie, tengo algunas cosas que decirte:
1. Sumimasen, pero no puedo ni quiero seguir tu método en mi cocina. Necesito mi mágico desorden para crear nuevos y más deliciosos postres.
2. En tu serie, las mujeres son las únicas que limpian y ordenan la cocina, pero déjame decirte que los hombres también pueden y deben entrarle al trabajo de nunca acabar. Así que, Onegaishimasu, para la segunda temporada, asegúrate de incluir a un varón lidiando con el fregadero.
3. ¡Arigato gozaimasu! por hacerme confirmar, una vez más, que NO voy a malgastar el tiempo que me queda en doblar y doblar, porque definitivamente tengo muchos libros por leer, amigas a las cuales visitar y más series para disfrutar.
Me despido, no sin antes invitarte a grabar uno de tus episodios en México, dentro de una típica cocina con ollas viejas de peltre y comales quemados, sin ningún brillo, como los que utilizamos la mayoría para preparar algunos de los más deliciosos guisos y antojos del mundo.