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«CEREBRO 40»: #AsíNoMéxico

 

Habrán sido por ahí de las 18:00 horas cuando en las redes sociales empezaron a aparecer noticias sobre “La Explosión”, este portal, para el que escribo puntualmente subió las primeras imágenes sobre lo que estaba sucediendo en Tlahuelilpan, Estado de Hidalgo; para muchos primera vez que escuchamos hablar de esta población, cuando ocurre un accidente de estas dimensiones es casi imposible entender lo que está sucediendo, de repente llueve la información, explosiones, quemados, gente ardiendo en llamas, fuego incontrolable, poco a poco se empiezan a esclarecer las notas y nos vamos enterando casi al mismo tiempo que los reporteros que valientemente cubren el conflicto en el lugar de los hechos.

Hasta la 1:00 a.m. seguía yo viendo las noticias, que ya solamente se repetían una y otra vez, los diferentes noticieros pasaban las mismas escenas y reconstruían los hechos, imágenes en vivo de el lugar ardiendo en llamas, testigos que sobrevivieron explicando lo que sucedió. Omar Fayad, gobernador de Hidalgo, de Alfonso Durazo Secretario de Seguridad y Protección y Octavio Romero, Director de Pemex, casi en la misma situación que la audiencia, todavía sin poder comprender bien lo que había pasado, tratando de solucionar algo catastrófico, poniendo cara de consternación, sin saber ni por dónde empezar pero seguramente con la sucia conciencia, con el sentimiento de culpa, que yo creo que nadie debería de sentir jamás, tratando de parecer sorprendidos pero con la culpabilidad a flor de piel, como si nadie supiera lo que sucede todos los días, en las carreteras del país, todos sabíamos esto, todos sabíamos de las miles de tomas clandestinas para robo de combustible, todos sabíamos que son poblaciones enteras las que se dedican y viven de la ordeña de gasolina de los ductos de Pemex.

¿Acaso no sabían estas personas que la gasolina es uno de los materiales más flamables conocidos? ¿No sabían que basta una Chispita, un cigarro prendido, cualquier detonante por pequeño que sea para que todo explote irremediablemente, para que el líquido con el que frenéticamente cientos de personas llenaban garrafas, tambos, bidones, lo que fuera, lo que encontraron en sus casas se volviera llamas incontrolables?

En minutos se pasaron la voz, llegaban en coches, familias completas, abarrotaron el lugar, como si fuera fiesta, ya no hablemos del ejemplo de los padres a la niñez y la juventud, un mensaje claro y directo, toma lo que puedas, no importa que sea ilegal, desobedece las reglas, ignora las advertencias, ignora los esfuerzos del gobierno para acabar con la corrupción, aquí se trata de aprovecharse de lo qué hay, ¿Cuánto podrían obtener de la venta de un tambo o una cubeta de hidrocarburo que valiera la pena para arriesgar así sus vidas?

Y la tragedia sucedió, imposible saber qué detonó el incendio, cualquier cosa, una colilla, un aparato eléctrico. La gente que estaba cerca murió calcinada por el fuego, muchos más gravemente quemados eran trasladados a hospitales, ya en mi cama escuchaba helicópteros, uno tras otro y sabía que cada uno de ellos transportaba heridos, heridos de gravedad, quemados, con los minutos contados, sin esperanzas de vida, pero aún así serían llevados a los hospitales de la Ciudad de México para ser atendidos.

Desde anoche no puedo dejar de repetirme la misma pregunta en mi cabeza: ¿Son los demás o somos nosotros? ¿Hay gobierno que pueda contra la insensatez de la gente? Contra la irresponsabilidad, el gandallismo, la falta de criterio, familias enteras destruidas, una población en llamas, un estado de luto y un país consternado frente a uno de los accidentes más absurdos, más predecibles. ¿Por qué cuando el ducto fue “Picado” y el líquido empezó a brotar como fuente la gente no dio aviso a las autoridades y se alejó?, ¿Porque no solo no protegieron a sus familias, además las expusieron? Hicieron del problema una oportunidad y una fiesta, una oportunidad de ganar unos cuantos pesos, obteniendo combustible para venderlo ¿En cuánto? ¿Mil, dos mil pesos?, ahora son decenas de personas que encontraron la peor de las muertes y decenas más que se debaten entre la vida y la muerte, y que en caso de que sobrevivan vivirán agonizando el resto de sus vidas, con heridas y daños que no sanaran jamás y que convertirán sus vidas en la peor de las pesadillas.

No hay gobierno, ni sistema, ni proyecto que pueda con esto.

#AsíNoMéxico

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