Ni politóloga ni activista, ni miembro de ningún partido, mucho menos sindicalizada, empleada de gobierno, líder de opinión ni aspirante a un puesto, hueso o similar.
Una simple mujer, ama de casa, ciudadana, trabajadora, madre de tres adolescentes a la que ya le duelen los ojos de leer tanta agresividad e insensatez en todos lados, palabras terribles, acusaciones inimaginables, quien no tenga contacto con el exterior o nos lea desde otros países debe pensar que lo que vivimos los mexicanos es el mismo Apocalipsis, como si necesitáramos empeorar nuestra fama internacionalmente. Términos como: colapso, derrumbe, catástrofe, y muchas peores encabezan las opiniones de la sociedad; una sociedad experta en acusar, exigir y polemizar sobre absolutamente todo, una sociedad que gritaba desgarradamente pidiendo justicia, solución a los problemas, resultados, ahora se queja por la apocalíptica situación que vive el país, nos tenemos que formar durante horas para abastecer nuestros automóviles de gasolina.
¿Cómo la gente va a pasar dos horas en sus coches esperando que llegue la pipa?
¿Qué sabe la gente de esperar?, de esperar por atención durante meses en las instituciones de salud pública, de esperar por medicamentos, por vacunas para sus hijos, de ayuda en medio de una contingencia natural, de esperar durante días por comida y ayuda humanitaria, de esperar por una oportunidad de trabajo, por un pago aunque sea miserable, de esperar por justicia, por el derecho a defenderse. Qué sabe la gente lo que es caminar durante horas por dos tambos de agua, de esperar por noticias de un familiar que se fue a buscar una oportunidad al país vecino.
Ni siquiera la caravana migrante nos sirvió como ejemplo, miles de personas caminando durante meses sufriendo la intemperie del clima para intentar obtener un trabajo. No, nosotros no tenemos porqué esperar, es muy estúpido el gobierno que no da resultados inmediatos, no vemos a nadie en la cárcel todavía y llevamos una semana batallando, mas no muriéndonos por el lento abasto de la gasolina.
El Huachicol como sujeto, Huachicoleo como verbo, es uno de los problemas más graves que afectan la estabilidad de la nación desde hace varios años, el negocio más rentable para el crimen organizado -solo después del narcotráfico- no hay noticia sobre inseguridad y delincuencia que no ocupe este componente en su oración, miles y miles de muertos, millones de pesos, explosiones, accidentes, inseguridad en las carreteras y en las ciudades, balaceras, paros. La más absoluta inestabilidad social es resultado del Huachicol en México, nos cuesta a todos, en vidas, en dinero, en desarrollo, pero no, no podemos soportar la idea de no poder cargar gasolina en el momento exacto que queramos. No tenemos memoria, ya no recordamos la balacera del año pasado en un centro comercial, la explosión que mató a personas inocentes que vivían cerca de una bodega ilegal, los asaltos en carreteras, el enriquecimiento ilícito de políticos y empresarios; pues entonces de una vez seamos honestos y dejemos de pedir las demás soluciones, porque si no vamos a estar de acuerdo con ceder ni una parte de nuestro tiempo y confort, qué caso tiene que se inicien medidas en la guerra contra la corrupción.
Todos sabemos cómo hacerlo mejor, todos tenemos mejores ideas, sin duda el gobierno carece de asesoría y planeación, porque todos los demás lo hubiésemos resuelto mucho más rápido y sin mancharnos las manos.
No hay nada más triste que una sociedad defendiendo a quien le robó y restregó que con lo que debería ser propiedad y derecho de la nación solo se enriquecieron unos cuantos, frente a nuestra cara, con la mayor desvergüenza y cinismo.
Aun así los defendemos y encumbramos, nadie tiene la culpa entonces de que aún con tantos recursos naturales y riqueza histórica seamos un país del tercer mundo, con un atraso social y educativo alarmante, no es culpa de los gobiernos anteriores que los bolsillos de los que están en el poder y del crimen organizado se hayan llenado a costa de nuestro trabajo y sumisión, de la opresión y forzada tolerancia de las clases más bajas.
Perdón por la desazón, vamos a ponernos a trabajar, a ver cómo resolvemos cada quien nuestros propios problemas, a proponer soluciones, vamos a sumar, a ser propositivos, no tiene que caernos bien a todos el gobierno actual, pero cualquier mente sensata sabe que no hay nada que intoxique más a una sociedad que la especulación y la negatividad.
Cordura, congruencia, sensatez, la medicina es amarga, el problema era muy grave y no es el único, faltan muchos más, solo caminando juntos y trabajando vamos a lograr todos sacar a este país adelante y dejarle un piso más parejo a nuestros hijos.