«CEREBRO 40»: Otra vez el champán y las uvas - Mujer es Más -

«CEREBRO 40»: Otra vez el champán y las uvas

 

Lo mejor que me puede pasar en los últimos días del año es precisamente no pensar en eso, me estresan demasiado las despedidas.

Odio esto de reflexionar, hacer recuentos, propósitos y todas esas cosas, desde chiquita he vivido con este trauma, me siento mal festejando la llegada de un Año Nuevo, no se, como malagradecida con el que se va, no me gusta llamarlo “Año Viejo” ni olvidarlo, tengo un carácter nostálgico y me es imposible soltar, absolutamente nada, así vivo yo, con mis recuerdos a flor de piel y viviendo todas las épocas de mi vida a la vez.

No tiro ni siquiera mis agendas de cada año, bueno, no tiro ni mis juguetes ni mis cuadernos de primaria, pero eso es un trauma muy personal y demasiado añejo como para querer justificarlo mucho menos erradicarlo.

Por muy complicado que haya sido un año vale la pena desmenuzarlo con cuidado para entenderlo, agradecerlo y despedirlo con honores.

Este año fue bueno, muy bueno creo yo, un año esencial en la historia del país, para muchos positivo y esperanzador, para otros funesto, este año hubo encuentros, reencuentros y despedidas, adioses definitivos, nacimientos, cambios, inicios.

Este año me trató como se le dio la gana, como trapo me llevó y me trajo, viví cosas extraordinarias y momentos duros de verdad, al final aquí estamos, los de siempre pero no los mismos, cada año nos deja cicatrices, raspones pero también caricias, aprendizajes y experiencias que vuelven cada etapa distinta.

Podría llamar de muchas maneras a este año, habría que ver. ¿Cómo me llamaría el año a mí? ¿Cómo me calificaría? ¿Si cumplí con las expectativas?, ¿Qué aporte y que quede a deber?

Un año más vieja, pero también más sabia, con más arrugas pero también con más vivencias, con caídas dolorosas y gloriosas levantadas.

Un año sin duda para recordar y que quedará grabado en los anales de la historia de nuestro país.

Que el año que viene sea amable y prudente con nosotros, pise despacio en nuestras deterioradas emociones y trate con pinzas nuestros frágiles nervios, sea benévolo y nosotros con él y todos con el país y con el prójimo, con la tierra y con los compañeros de piso.

Mis mejores deseos para que sus inventarios resulten positivos y con saldo a favor. Gracias, mil gracias por leerme y permitir que mis reflexiones encuentren recepción.

 

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