«DOLCE ÁLTER EGO»: Yo no olvido el año viejo… - Mujer es Más -

«DOLCE ÁLTER EGO»: Yo no olvido el año viejo…

 

Yo no olvido el año viejo, porque me ha dejado cosas muy buenas. Me dejó el gozo de la buena mesa e infinidad de dulces, muy dulces momentos.

De enero a diciembre, gracias a los desayunos y cafés con mis amigas, disfruté de exquisitos chilaquiles, huevos en todas sus variantes, frutas de estación, toda clase de pan dulce y, sobre todo, fui muy dichosa al saborear las delicias de la amistad y la lealtad.

Por otra parte, en casa este fue un año de reencuentro y valoración de los sabores de la infancia, esos que nos marcan y definen en muchos sentidos porque recreamos y homenajeamos los guisos de la abuela paterna para el menú cotidiano, razón por la que a nuestra mesa arribaron tres nuevos guisos: “Espinazo”, “Pollo en chile guajillo con nopales” y “Chiles anchos rellenos”, todos platillos muy deliciosos hechos con amor y sabor a familia que nos hacen tanto ilusión como “agua la boca”.

El 2018 también se quedará por siempre en mi corazón por haber tenido la fortuna de descubrir, disfrutar y compartir nuevos sabores en compañía de los que más quiero. No olvidaré las delicias que el verano me regaló en Madrid, París, La Toscana, Lucerna y Berlín.

La “Crostata di marmellata” en el desayuno florentino, los “Helados de pistache” por las calles laberínticas de Venecia, el “París Breakfast” cerca de la Torre Eiffel, la cerveza y el “Aspic de carne con verduras” en Munich y tantas otras delicias aderezadas por incontables
travesías y anécdotas con bajadas y subidas de adrenalina, risas y el feliz reencuentro con un amigo de toda la vida.

Por asuntos de estudio de mi hijo, este año me reencontré con el barrio de mi adolescencia.

Coyoacán me enamoró –una vez más– con su vasta oferta culinaria. Dos tardes a la semana tuve tiempo suficiente para descubrir sus cafés, restaurantes y panaderías. Definitivamente me quedo con la fonda Tres Coyotes, la más sabrosa dentro del mercado local, donde probé un “Adobo con piña y plátano” imposible de olvidar.

Las tardes de domingo de “cine en casa” con mis hijos, en las que descubrimos o repetimos nuestras sagas y series favoritas –como “Strange Things” o “X Men”– nos tuvieron al filo de la silla devorando palomitas, ensaladas crujientes y sincronizadas, al tiempo que moríamos de risa o cerrábamos los ojos para no ver.

Cada uno de los 12 meses de cada año siempre habrá algo nuevo que cocinar y que compartir. Un restaurante o un puesto por descubrir y muchos sabores que disfrutar con cada cumpleaños, aniversario o celebración de vida.

Cuando se “vive para comer”, no hay dicha más grande que la de cocinar y compartir la mesa con los que más queremos; un acto de generosidad que yo valoro más que cualquier regalo material.

Para 2019 mi única recomendación es asumir la sentencia de Epicuro: “Has de mirar con quien comes y bebes antes que lo que comes y bebes; porque comida sin amigo es comida de leones y lobos”.

Gracias por su amable lectura. Feliz Año Nuevo.

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