Andrés Manuel López Obrador no ha entendido que su papel ya no es el del líder de oposición que arengaba en los mítines contra sus adversarios, tampoco el presidente nacional de Morena, sino el de México y, por lo tanto, está obligado a actuar con civilidad, respeto y prudencia ante las determinaciones de otros poderes, como el judicial, que le pararon en seco su proyecto dictatorial y egocéntrico de que nadie se merece ganar más que él.
Responder con amenazas veladas de que “se equivocaron los magistrados de la Corte”, no abona al clima de paz y tranquilidad que nuestro país necesita, tampoco al respeto que se debe tener a los otros poderes autónomos: Judicial y Legislativo. El llamado a la reconciliación nacional se escucha falso cuando es el propio Presidente de la República el que agrede y ofende.
Aquí no se cuestiona si el sueldo de los integrantes de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) es alto o no, lo que preocupa es que sea el jefe del Ejecutivo quien responda a todo lo que no le parece o no está dentro de sus decisiones. Ser un estadista al parecer no encaja en el Presidente López Obrador.
Les guste o no, lo cierto es que la Suprema Corte de Justicia de la Nación ganó el primer round a sus poderosos homólogos: el presidente Andrés Manuel López Obrador y al bloque morenista en el Congreso, al congelar el tope a salarios de la Ley Federal de Remuneraciones de los Servidores Públicos que los incluía en la reducción obligatoria de sus sueldos.
Sólo bastó darle entrada a una acción de inconstitucionalidad presentada por senadores de oposición a Morena para que Mario Delgado, coordinador de Morena en la Cámara de Diputados, reculara sobre su advertencia de que “pese a la Corte” les bajarían su sueldo; más rápido cae un hablador que un cojo, por lo que el líder de los morenistas debiera pensar antes de hablar, su incontinencia verbal es realmente enfermiza.
A menos de quince días de haber entrado a un cambio de administración que se torna con grandes posibilidades de tormentas económicas, sociales y políticas, enfrenta la primera de éstas nada más y nada menos que con el Poder Judicial, institución que, con la mano en la bolsa, tiene la facultad de echar abajo cualquier acción presidencial que pudiera violar nuestra Carta Magna.
Al parecer los legisladores morenistas calcularon mal su estrategia para darle gusto al presidente López Obrador de que nadie por encima de él tenga un salario mensual de más de 108 mil pesos. No contaban con que el sentimiento de unidad se gestaría entre los senadores de oposición a Morena para demostrar que, aunque poquitos, pueden parar las leyes manejadas a modo de los lopezobradoristas.
Si al deseo de demostrar que actuarán como verdadera oposición al gobierno de Andrés Manuel López Obrador se suma la inconformidad de los integrantes del Poder Judicial sobre la manipulación de sus salarios y prestaciones, la cosa para los legisladores guinda se presenta negra; están dando malas cuentas al hombre que con su imagen los colocó en el legislativo y al frente de sus bancadas en el Senado y en la Cámara baja.
La promesa de que todos los servidores públicos, fueren del poder que fueren, ganarían menos que el Presidente de México, está en veremos, lo cual deja mal parado al mandatario tabasqueño ante sus treinta millones de seguidores, quienes, en un acto de fe, le otorgaron el voto para gobernar al país sin corrupción, sin permitir el dispendio en las instituciones, sin privilegios y sin salarios que ofenden a la clase trabajadora que gana el mínimo.
Los integrantes del Poder Judicial ya fueron eximidos de la obligación de reducir sus salarios; sin embargo, hay muchísimos más que laboran en otras dependencias del gobierno federal que han presentado demandas de inconstitucionalidad para evitar que sus ingresos se vean mermados. ¿Cuál será la respuesta de los magistrados a todos estos servidores públicos?
Los coordinadores morenistas en la Cámara de Senadores y de Diputados, Ricardo Monreal y Mario Delgado, respectivamente, se verán obligados a modificar La Ley Federal de Remuneraciones de los Servidores Públicos que le ofrecieron en bandeja de plata al Presidente López Obrador ante la presión de los inconformes que esperan que la SCJN les haga justicia, también.
Estoy a favor de que se viva en la justa medianía, como lo dice López Obrador, lo malo es que muchos de los que lo acompañan en esta administración quieren gozar de las mieles del dinero y navegan como humildes y sencillos cuando en lo oscurito tienen secretos que los condenarían….
Veamos y esperemos porque la historia de la Cuarta Transformación apenas inicia.