«EL ARCÓN DE HIPATIA»: Gracias por abrirnos las conciencias - Mujer es Más -

«EL ARCÓN DE HIPATIA»: Gracias por abrirnos las conciencias

 

Durante una transmisión en vivo con Mercedes Jiménez —directora del Museo de Historia Natural— sobre la exposición “A lo marciano. Un vistazo al planeta rojo”, la periodista Luisa Cantú se equivocó y cambió la palabra puertas por piernas. “Gracias por abrirnos las piernas”, dijo.

Ante esa frase, se desató un troleo y acoso sexual sin control en redes. Comentarios que iban desde insinuaciones hasta acoso y burlas por su apariencia, por lo cual la periodista decidió contestar en redes y por medio de un artículo.

Ella lo explicó plenamente diciendo que, a causa del video, esto pasó:

“En los últimos días he recibido mensajes de algunos de mis superiores jerárquicos que incluyen frases como “te gustó, no te hagas”. Y en redes, cientos de desconocidos me han preguntado si estoy “malcogida”, hecho chistes sexuales de mal gusto o han opinado sobre mi físico”.

Y si bien aclaró que el humor no es censurable, el acoso sí lo es y no puede ser aceptado:

“El video en el que me equivoco está chistoso, claro: reírnos del error humano es algo que yo celebro. Pero vulnerar a alguien –aunque sea en un meme o un mensaje en internet– en lo más íntimo y propio que tiene, que es el cuerpo, no lo es. (…) Mi trabajo, y el de muchas compañeras, es hacer periodismo. Tenemos aciertos y desaciertos, pero eso no es un permiso público para el acoso”.

Llama la atención la poca solidaridad de las empresas de información al respecto. Pues más preocupadas por el clickbait y por elevar la viralidad de sus sitios, se prestaron a esparcir la historia.

Como si no conocieran el problema o las cifras no hubieran sido publicadas antes. En México, aproximadamente 9 millones de mujeres, mayores de 12 años, han sido víctimas de algún tipo de acoso por medios digitales (redes sociales, blogs, chats, foros), de acuerdo con datos recabados por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), siendo las periodistas o comunicadoras y las defensoras de derechos humanos las más atacadas.

Entre las diversas formas en las que se manifiesta la violencia contra las mujeres en redes sociales destacan: filtrar imágenes y/o videos de contenido sexual, difamar a las mujeres con el propósito de dañar su reputación, usurpar su identidad para subir fotos, hacer comentarios ofensivos o realizar ofertas sexuales desde esas identidades simuladas.

Sebastián Bautista, analista de The Social Intelligence Unit (The SIU), afirmó que desgraciadamente, no hay un panorama alentador. Se prevé que el crecimiento de usuarios de internet venga acompañado de un incremento en las prácticas de ciberacoso o cyberbullying. Si bien no existe abundante legislación dedicada a mitigar este tipo de acoso, en el corto plazo es posible desplegar campañas que promuevan acciones para que las personas, especialmente los jóvenes, sean capaces de reaccionar adecuadamente ante el ciberacoso.

¿Hasta cuándo permitiremos el acoso? ¿Cuánto tiempo más, cuánta violencia más tendremos que soportar hasta que se entienda que nuestro cuerpo y sexualidad no son chistes?

En un conversatorio con jóvenes estudiantes universitarios alguien exclamó con desaliento: “¿Para qué denunciar? Seamos sinceros no pasa nada”. Pero no. Gracias a la valentía del testimonio de Luisa Cantú, sabemos que es momento de abrir los ojos y todos los sentidos. No dejar de ver, ni mucho menos de decir. Es hora de concientizar, de levantar la voz, de hacerlo tanto y tantos de tal forma que sí pase algo. Que el ser mujer no sea sinónimo de debilidad ni de minorías. Que sea una mayoría diciendo NO MÁS.

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