El último triunfo de la gimnasta mexicana Alexa Moreno en salto de caballo en la Copa Toyota de Japón frente a contrincantes rusas y japonesas, va más allá de lo deportivo: es una victoria contra la discriminación y las burlas por simplemente –y a juicio del público virtual y anónimo- no estar en los estereotipos impuestos de la figura menuda y delgada de quien se dedica a un deporte de alto rendimiento como la gimnasia.
Alexa, una joven deportista de Baja California según me entero, también estudiante de arquitectura, va a cerrar este 2018 con broche de oro pues le antecede una medalla histórica de bronce en el Mundial de Gimnasia Artística, en Doha. Se convirtió en la primera mexicana en obtener una medalla en un mundial de Gimnasia. Triunfos contundentes que la preparan para los Juegos Olímpicos de Tokio en el 2020.
Decidí escribir sobre este último triunfo de Alexa, no porque sepa de asuntos deportivos. Escribo porque de Alexa supe a raíz de su participación en las Olimpiadas de Río, en 2016. Recuerdo que tras su presentación provocó una cantidad de burlas y memes en las redes debido a su aspecto físico diferente a sus competidoras. La figura de Alexa no tiene nada qué ver con las imágenes preconcebidas de una gimnasta: espigada, excesivamente musculosa, casi con cuerpo de niña, de hecho muchas competidoras olímpicas son muy jóvenes. Cuando compitió en Río, tenía 22 años. Ha habido participantes olímpicas de hasta 13 y 14 años –desconozco las reglas-.
Lejos de festejar en ese entonces que a pesar de que México no es un país donde se incentive desde las primeras etapas de vida los deportes y de no tener los grandes presupuestos ni programas, los mexicanos arropados en esa cara oscura de los redes sociales se deshicieron en comentarios ofensivos hacia ella. El aspecto físico fue motivo de escarnio frente a que incluso había quedado en buen sitio competitivo. Alexa en aquella ocasión se convirtió en “tendencia”… por su figura.
Revisando algunas notas, la gimnasta llegó a comentar a algunos medios que sí le habían dolido las críticas y que incluso quiso llorar, “porque empiezo a pensar, podrán tener razón”. Así de duro y de estúpidamente violento llega a ser el mundo virtual.
¿Qué habría pasado si la gimnasta se hubiera dejado atrapar por la lapidación virtual de entonces? Como el hubiera es un verbo inútil, Alexa siguió con disciplina su preparación deportiva. Alexa Moreno es una mujer que supo saltarse las burlas y triunfar.
No solo es un ejemplo deportivo, es un ejemplo de entereza mental para sobreponerse en una sociedad machista y discriminadora como México, que además tiene ahora un aliado cada vez más terrible: las redes sociales. Que su ejemplo sirva a muchas y a muchos.
Por desgracia, los mexicanos seguimos discriminando casi por todo: por gustos sexuales, formas de vestir, estar gordos o flacos, altos o chaparros… en fin. Una de cada cinco personas en este país ha sido discriminada, según la última Encuesta Nacional sobre discriminación.