«RIZANDO EL RIZO» La re/significación de la memoria: condición para el olvido - Mujer es Más -

«RIZANDO EL RIZO» La re/significación de la memoria: condición para el olvido

 

Cuando se da la dialéctica del acto analítico, opera la transferencia entre analista y analizante. Ahí surge un espacio en donde se escuchan verdades, mentiras, pero sobre todo reminiscencias, que son el más sofisticado de los biombos para los recuerdos y el mayor amortiguador del dolor. Entonces germinan una y mil memorias.

La memoria capta lo ocurrido y lo traduce en un contenido simbólico inteligible al que retornamos constantemente para dar sentido al pasado. El ya clásico texto La memoria, la historia y el olvido de Paul Ricoeur aporta, aún hoy, de manera espléndida al debate sobre la importancia del olvido para la memoria. El olvido es demanda vital constante. El pasado se re/significa en la memoria, con ello también se mitifica y se convierte en reminiscencia de lo que de verdad ocurrió que, aceptando nuestras limitaciones, resulta inaccesible. Cuando la mitificación se aleja en exceso de los límites de lo ocurrido, tergiversa el pasado y lo convierte en necesario, pero alevoso. Con la conectividad a la que nos encontramos expuestos hoy día, es claro que la memoria debería también resignificarse de forma crítica y consciente.

El exceso de información ha llegado a confundirse con exceso de verdad, situación preocupante para la construcción de los hechos históricos. No hemos sido capaces de discernir los mecanismos de falsación y verificación de los acontecimientos y nos hemos contentado con una democracia tiránica para decidir la verdad. No son las pruebas sobre los hechos, sino el bombardeo informativo lo que en última instancia decide qué es lo que debemos creer. En la democracia esto se demuestra alegremente, pues la difamación se ha convertido en el mejor mecanismo de memoria, en la medida en que una historia es repetida ad nauseam adquiere su condición de verdad. ¿Debemos aceptar entonces que la verdad es sólo una convención social? Definitivamente no. La justicia como un problema ético exige coherencia entre el hecho de verdad ocurrido y la pena atribuida al mismo. Re/significar la memoria es derecho de los pueblos y de los individuos, pues es la vía para superar el sufrimiento que deviene del trauma. Re/significar la memoria es condición para el olvido. El olvido es necesario a su vez para la memoria, siempre que ésta sea justa con la verdad. Relativizar la verdad es atentar contra el pasado.

Volver a contar una historia exige conducir a la re/significación. El exceso de información, que deviene en que gran cantidad de ella sea obsoleta, irrelevante, fomente el odio y aliente el cese de los derechos, es un tema que mucho se ha analizado últimamente. Jurídicamente, los países han luchado contra los grandes buscadores de internet, en especial Google, para hacer efectivo aquello que se conoce como “derecho al olvido”. En España y otros países europeos, la información que afecta el desarrollo de uno de los derechos fundamentales de los ciudadanos debe ser suprimida de las entradas que proporcionan los buscadores. Entre los derechos fundamentales se reconoce el derecho al honor, a la propia imagen y a la intimidad. En países como el nuestro, apenas se ha avanzado en la legislación sobre el derecho al olvido, pues los apologistas del derecho a la información lo ven como un enemigo de la libertad. No extraña que la corrupción haya sembrado en nuestra sociedad la eterna sospecha, que no necesariamente se traduce en acciones para combatir la injusticia. La corrupción es un problema que se enfrenta con información pública y escrutinio. Pero la difamación y el odio son tema aparte, sobre todo cuando el exceso de información falsa, irrelevante o incompleta es la única puerta ante la verdad.

En la medida en que se vuelve constantemente sobre el mismo recuerdo doloroso en el diván, lo que se busca de fondo es olvidar. El olvido es la pérdida de prioridad que el recuerdo adquiere cuando la memoria lo ha re/significado. Una vez que el recuerdo se ha analizado de forma consciente, puede la angustia por fin superarse. Las sociedades también demandan olvido. Y sobre todo los individuos afectados por el exceso de información falsa e irrelevante. Nietzsche criticó el perdón en la cultura cristiana porque estaba seguro de que la redención no podía sino continuar el ciclo constante de la venganza. En ese sentido, para que un verdadero perdón pudiera existir, debía quebrarse el odio que conlleva el pasado mediante la donación. Esto significa que aquello que ya ha sido juzgado y pagado, exige también olvido. Queda mucho que preguntarnos.

Manchamanteles

Ida Vitale, la poeta uruguaya, fue condecorada en la FIL Guadalajara con el Premio de Literatura en Lenguas Romances. En entrevista con El País, con motivo de tanto galardón, la autora aseguró que “el humor es esencial para sobrevivir, y no me refiero a los chistes: a veces el humor se refleja simplemente en una actitud de tolerancia que debe empezar por uno mismo”. En tiempos de crisis humanitaria nada puede haber más cierto: hay que curar las penas, individuales y colectivas, con humor, quizá la poeta nos convoca a elegir unos de los más sofisticados y estéticos lenguajes, el humor, para romper con la solemnidad que nubla la vitalidad del ser. Pero cuidado, no se trata de vulgarizarlo. Chiste de mal gusto: Tristemente, parece que la cancillería que hoy acaba sus funciones no tuvo tiempo de leer o entender a la genial Ida Vitale, pues este martes se entregó la Orden del Águila Azteca a Jared Kushner, yerno de Donald Trump y asesor principal de la Casa Blanca. Como bien dice Fausto Pretelin: “El Águila Azteca es para Trump. ¿Otra vez Videgaray? ¿Una ofensa a la inteligencia? ¿Pretendió ser la última broma del sexenio?”.  Hay que decir que lo suyo no fue ni la plástica, ni la risa, ni la agudeza que ambas exigen; muy por el contrario, la relativización, la superficialidad y el pragmatismo de todo fueron su derrota en el oficio.

 

 

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