Me gustaría comenzar diciendo que respeto formas de pensamiento y religiones que contribuyan al crecimiento espiritual, a la realización colectiva, a la paz y al enaltecimiento humano.
Pero no puedo, por conciencia y convicción, dejar de lado que en la actualidad las religiones cristianas, católicas evangélicas y pentecostales no solo son enemigas de los fines expresados en el párrafo anterior, sino que se han convertido en cómplices abiertas de la violencia de género, la pederastia y las acciones de discriminación y violencia que se ejercen de forma cotidiana en México y en el mundo. No abordaré el islam ni el judaísmo en esta ocasión, serán motivo de otro análisis.
En los siguientes párrafos señalaré temas que espero no ofendan a los cristianos católicos y protestantes que se consideren ellos mismos honestos y libres de pecado…
No pretendo generalizar pero a los hechos me remito:
1.- La agresión abierta contra la despenalización del aborto
Bajo un principio irracional de defensa de la vida desde su concepción la Iglesia católica y sus seguidores más fanáticos empezando por el Papa Francisco, han emprendido campañas que rayan en la violencia y en la locura contra las mujeres que luchamos por el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos.
Sus posiciones impulsan la injusticia que se traduce en cientos de mujeres encarceladas y en el ejercicio del aborto clandestino con los peligros que conlleva y que no se frena con leyes punitivas.
Más aún, algunos sacerdotes cínicos afirman que es peor un aborto que el abuso sexual cometido contra una niña o un niño. De ello hablaremos más adelante.
La irracionalidad de la Iglesia católica, protestante, evangelista y pentecostal raya en el ridículo de, además pretender prohibir la educación sexual integral y la promoción del uso de métodos anticonceptivos que permitirían enfrentar con éxito esta triste realidad:
Según el Diario Milenio “En México, 32.7 millones de mujeres son madres de familia y de éstas seis de cada 10 tienen alrededor de 14 años debido, básicamente, a violencia sexual o nulo acceso a los métodos anticonceptivos, según se da a conocer en un informe del Fondo de las Naciones Unidas para la infancia (Unicef) y de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Lo anterior apoyado por organizaciones civiles de extrema derecha como el Frente Nacional de la Familia, de triste memoria en su campaña “no te metas con mis hijos”.
2- La normalización cultural de la violencia contra la mujer
Según el portal Actitud fem, a marzo de 2018 se tenían registrados en México: 500 feminicidios:
Solo con rastrear la información publicada en la prensa nacional, la cifra de feminicidios es demoledora: 500 mujeres han sido asesinadas en el país hasta la fecha. La cifra proviene de un mapa elaborado por María Salguero, activista y defensora de derechos humanos de las familias de mujeres víctimas de violencia machista, quien se dio a la tarea de hacer un rastreo de las noticias que publica la prensa policiaca en todo el país para mapear los ataques.
A la nula acción de las autoridades pese a los protocolos establecidos hay que sumarle la revictimización impulsada por las mismas autoridades encargadas de investigar y en su caso juzgar a los culpables, sintonizada con un manejo francamente descerebrado de los medios en donde se pretende justificar los feminicidios y violaciones con temas tales como “la forma en que iba vestida”, “por no obedecer y ser sumisa”, “por andar sola en zonas peligrosas”, “por salir sola” o el más cínico de todos reportado por varios medios, entre ellos el diario Vanguardia de Guerrero:
El obispo de la diócesis Chilpancingo-Chilapa, en el estado de Guerrero, Salvador Rangel Mendoza, dijo que son las propias mujeres que son víctimas de la inseguridad y violencia,quienes tienen parte de la culpa de lo que les sucede. “Honestamente lo voy a decir, ¿cuántas mujeres de éstas, asesinadas, no andaban precisamente en misa, ni andaban en la catedral?”.
3.- Agresión contra la diversidad sexual
En su lucha por reprimir y agredir a la diversidad sexual y a la comunidad LGBTTTI en su libre derecho a decidir, las religiones y sus grupos satélites han encontrado un argumento ridículo que no se sustenta de ninguna parte: la ideología de género.
Si sus posiciones se quedaran guardadas en sus congregaciones y ritos muy respetables allá ellos, pero no es así.
Hace un par de años la iglesia Pentecostal organizó los Seminarios Pentecostales con el título: ”Aprendiendo sobre la Homosexualidad…” menciono solo tres de los temas a tratar: “¿Convivir con los homosexuales nos pone en riesgo de contagio?”; “Cambio de Roles de Hombre y Mujer, la Caja de Pandora que Hundió al mundo en el Pecado” ¿Qué tipo de correctivos se deben aplicar a los hijos homosexuales”.
Sólo por mencionar este último, aquí encuentran la justificación quienes promueven y acuden a las “terapias de conversión” señaladas como auténticas torturas que violan los derechos humanos y que por fortuna pronto sepan un delito en México, como sucede en otros países como Australia, Reino Unido, Estados Unidos, Ecuador, Brasil, España y Sudáfrica.
4 .- Sacerdotes Pederastas
La noticia del caso de 300 sacerdotes en Pensilvania Estados Unidos que durante décadas abusaron de menores, sumada a la impunidad del padre Maciel en México, encubierto por el ya denunciado Norberto Rivera nos invitan a ver el tamaño de la impunidad y el cinismo cuando además otro sacerdote declara: “Cualitativamente, es mucho más grave el aborto que la violación de niños por parte de sacerdotes“, indicó tras una misa el nuevo arzobispo de la Arquidiócesis de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, Fabio Martínez Castilla, según lo cita el periódico local Noticias voz e imagen de Chiapas.
Lo más cuestionable de todo lo descrito es que la feligresía de estas religiones no dice nada, no protesta, quizás lo sucedido y lo que se informa haya disminuido la afluencia de seguidores y la pasión religiosa, pero como sociedad en su conjunto dejan mucho qué desear.
Cuando se investigan los casos por ejemplo de abuso sexual a menores, en la mayoría están inmiscuidos padres, padrastros, abuelos, tíos, hermanos, etc. La vergüenza católica o de otra religión cristiana hace que se imponga el silencio, un silencio cómplice.
Porque en la mayoría de los casos los hechos son reiterativos, pudieron haberse frenado y denunciado y no se hizo, con la consiguiente destrucción de la vida de los menores, niños y niñas, adolescentes, mujeres en general. Independientemente del nulo papel de la autoridad: los feligreses actúan simple y sencillamente como cómplices, por omisión y silencio.
Alicia Guerrero. Comunicadora y especialista en temas de mercadotecnia, comunicación política y relaciones públicas. Luchadora permanente por el empoderamiento femenino y el respeto a la diversidad sexual.