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Joven bailarina guerrerense que, de la mano del arte, busca ayudar a su comunidad.
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De igual modo, aspira a ser Señorita Guerrero
Mirarla es detenerse en sus ojos que se asemejan a las aguas calmas y verde azulado de Playa Linda de Ixtapa Zihuatanejo, donde uno adivina el Pas de deux del Ballet Coppelia en una atmósfera inspiradora que ejecuta con precisión casi litúrgica.
Adenina es una atalaya que no parece titubear físicamente y si no que lo diga su silueta de bailarina. Es una muchacha típica de esta época, sana, elocuente, alegre. Sonríe con esmero a la menor provocación, quizá sea esa mi mayor virtud, explica, y luego añade: aunque a veces soy algo enojona.
A bocajarro le suelto la pregunta. ¿En un estado como Guerrero, con tanta pobreza y violencia, no te parece ayudarle poco participando en una competición de belleza? “No lo creo, porque este certamen trae consigo un aspecto social, educativo, que va dirigido principalmente a niños y jóvenes, a quienes se les inculca valores éticos y morales; se les da a conocer la riqueza artística y cultural de nuestro estado y todo ello en contraposición a la violencia. De manera que puedo afirmar que un concurso de belleza no es solo un desfile de caras bonitas”.
Sin duda que esta joven de 19 años está destinada a romper moldes. Admiradora de los Beatles, gusto que le debo a mi padre, el hombre a quien más admiro y respeto. Mi héroe, confiesa, con cierta dificultad, al tiempo que no puede contener un llanto que contagia. Luego destaca que para ser una reina de belleza se tiene que ser inteligente, conocer y aprender de la localidad, del estado que se representa, así como del país y tener idea de la idiosincrasia de nuestro pueblo.
Originaria de Iguala, Gro., amante de los animales y de la naturaleza, desde muy joven comenzó su idilio por la danza y fue así como a los 13 años marchó a la Ciudad de México para formalizar sus estudios de ballet clásico.
Independientemente de la técnica ¿cuál es la mayor enseñanza que te ha dejado la danza? La disciplina. Su práctica durante ocho años fue de gran ayuda para lograr lo que ahora soy como ser humano y como profesional, relata. Está convencida que haberla ejercido le inspiró muchos valores que ahora profesa. Y proclama: El arte nos hace ver la realidad de manera diferente, de ahí que podamos cambiarla para el bien común.
Conforme avanza la charla Carol Adenina Zubillaga Lugo parece flotar en un nirvana de seguridad y confianza. Un algodonoso universo donde la perspectiva de certidumbre se cumple a rajatabla. No duda que el próximo 10 de noviembre, a las 19:00 horas, será declarada en Iguala Señorita Guerrero.
Defiende su esencia de mujer y lo que quiere lograr, ama la educación desde la familia como motor para combatir la desigualdad y la violencia, y se declara abierta opositora del acoso a las mujeres y el machismo.
Detesta la impuntualidad y señala no tenerle temor al fracaso, aunque reconoce haber tenido algunos. Porque el estar abajo te enseña cómo llegar al éxito. El fracaso es parte de la vida, si no fracasas no aprendes; y si no aprendes no cambias, sentencia.
Hasta este momento su conversación resulta más que pulcra, aunque oculte puntos de quiebra. Pero si existen, aún no he dado con ellos. Le pregunto cómo se define y me encuentro con lo siguiente: Me considero una mujer bella, segura, porque me quiero a mí misma. Así soy yo, orgullosa de ser quien soy. Me caigo, me levanto, me equivoco, aprendo. No soy perfecta, pero me amo tal como soy.
Dos son los grandes personajes que conformaron su osamenta educativa. En lo personal, mi inspiración de vida, mi madre y en lo profesional la bailarina rusa Natalia Osipova. Esa última quizá el ancla de uno de los momentos más importantes de su existencia. Evoca: Fue cuando me gradué. A pesar de los peores pronósticos, hice el Pas de deux como bailarina principal del Ballet Coppelia.
No obstante haber sumado nueve años en su actividad artística, haberse presentado en numerosas compañías profesionales y ahora prepararse para el certamen de belleza para representar a Guerrero, donde por cierto las últimas encuestas la dan como favorita, piensa que todavía le falta mucho por hacer.
Describe con la llaneza propia de alguien acostumbrada a ganar. Creo en mí cada día y soy consciente de que merezco lo que tengo. Seguiré bailando hasta que mis pies ya no puedan más y seguiré, asimismo, con mi proyecto social personal. Dicho plan consistirá en un centro que contempla diversas disciplinas del arte, como pintura, música, danza, etc. Dirigido, como ya dijimos, a niños y jóvenes.
Los mitos pueden creerse o no. Antes de mi entrevista con Carol Adenina me imaginé trasladarme a un mundo de coronas y elegancia. Y conocerla pudo ser una experiencia similar a la del “Diario de la princesa”, admito que por fortuna me equivoqué. Era de aquel grupo que consideraba a las modelos y a las participantes de concursos de belleza frívolas, vanidosas y poco cultas, puedo decir que esta joven bailarina no encaja en esta categoría.