Insaciable andaba la Muerte,
buscando más alimento
cuando lo desconcertó el ambiente
de un caprichoso aeropuerto.
Su daga ya había atacado
al que se va en noviembre
después de ser rechazado
por su servil podredumbre.
En una amañada encuesta
ganó un aeropuerto sorpresa.
Molesta por el sainete
la Parca acudió al gabinete.
La recibió el mero jefe,
él mismo le abrió la puerta,
“se resolvió en una encuesta”,
se defendió el don Peje,
“yo no decidí nada”,
pregúntele usted a la gente.
A mi no me engañas, Andrés
le dijo la Calaca, así hayas arrasado,
te vienes al Camposanto conmigo esta vez
por pasarte de abusado.
Déjalo a él, que me voy contigo,
le dijo, Peña Nieto a la Catrina
no te preocupes AMLO
que yo ya bajé la cortina.
Al Peje nadie lo salva
le respondió la Flaca,
bailará las calmadas
porque me sobran razones,
pero a ti y a tus amigos
me los llevo por bribones.
No te preocupes, Andrés
de los empresarios yo me encargo
andan de luto y muy tristes
y eso que aún no los levanto.
Ese libro ¿Quién manda aquí?
que utilizaste en la pantalla
no te hará sobrevivir
por actuar como un gandalla
A los que se quedan, les diré
que no les auguro la dicha
en el camposanto los recibiré
apenas cambie la ficha.
Un mes parece eterno,
les advirtió la calaca
pero me sobra terreno
para meterlos en arca.
A partir de diciembre
en el aire estará la moneda,
para cambiar en seis semestres
o aguantar a morena.