Nadia Murad ha sobrevivido a uno de los más atroces crímenes de guerra que ha atestiguado la humanidad en los últimos años. Su comunidad, parte del pueblo de Kojo en Sinjar, ubicado al norte de Irak, fue completamente destruida por el Estado Islámico (EI) cuando ella tenía 19 años. Las mujeres jóvenes de la aldea presenciaron el asesinato de los hombres y de las mujeres mayores, para posteriormente ser privadas de su libertad y convertirse en blanco de una reiterada violencia sexual. Esa terrible patología social de la de la que ya nos hablaba Michel Foucault como una desmesura más del poder. Murad fue víctima de ataques motivados por dos tipos específicos de odio: el que se profesa contra grupos religiosos minoritarios y la misoginia.
A pesar de los daños emocionales, Nadia ha dedicado su sobrevivencia a la lucha contra la trata de personas, razón por la cual fue galardonada el pasado cinco de octubre con el Premio Nobel de la Paz.
Junto con el ginecólogo congoleño Denis Mukwege, Murad fue reconocida “por sus esfuerzos para terminar el uso de la violencia sexual como arma de guerra”. Murad, como el Comité Nobel Noruego lo resaltó, ha rechazado los códigos sociales que piden a las mujeres víctimas de violencia permanecer calladas ante esta práctica constante, perversa y sistemática que recorre nuestro mundo con muchos disfraces y matices. Tras recuperar la libertad arrebatada, Nadia Murad se refugió en Alemania, donde se convirtió en una activista que busca hacer visibles los crímenes del EI y la violencia de género. Su labor debe llevarnos a reflexionar sobre la grave crisis de derechos humanos que actualmente enfrenta nuestro país.
La intolerancia religiosa es un fenómeno que no sólo tiene lugar en Oriente Medio. La discriminación motivada por la diversidad de creencias también es una realidad en México. Aunque su magnitud no es la misma que la padecida por los yizidíes, religión que practicaba la aldea de Murad, es cierto que esta discriminación es la semilla que deriva en violaciones de derechos humanos y en crímenes de odio. De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Discriminación 2017, levantada por el INEGI, las creencias religiosas se encuentran entre los principales motivos de discriminación en México y el 53.1 por ciento de los mexicanos opinan que las personas de la diversidad religiosa son rechazadas por la mayoría de la gente. No hay que viajar hasta Irak para encontrarnos con la intolerancia religiosa. Si a esto añadimos que en México se cometen siete feminicidios al día, que el país ocupa el primer lugar en abuso sexual y violencia a menores de acuerdo con la Organización para la Cooeración y el Desarrollo Económico (OCDE ), y que el 66.1 por ciento de las mujeres mexicanas mayores de 15 años reportan haber sido blanco de al menos un acto de violencia, nos damos cuenta de que…
…el Nobel otorgado a Nadia Murad debe ser leído desde aquí como una llamada de atención para el Estado mexicano. Aunque luchas como las de esta activista estén situadas a miles de kilómetros de nosotros, no podemos dejar de reconocer que, como sociedad, nos afectan las mismas problemáticas.
Manchamanteles
Este siete de octubre falleció la erudita escritora y profesora emérita Margarita Peña Muñoz. Un ser fundamental en la vida académica y cultural del país. De su legado correrá mucha tinta. En su último adiós, Eugenia Revueltas recordaba (ante Selma Beraud, Porfirio Muñoz Ledo, Antonio Tenorio Adame, Arely Montes y muchos más de sus amigos) cuando bailaban juntas al ritmo de María Conesa Pompas Ricas. A mí, de niño, Margarita me enseñó a bailar Tarantelas; con esa, su militante “picaresca dieciochesca”, me quedo yo como recuerdo, con esa capacidad de nunca perder la vitalidad y la risa frente a la solemnidad académica. Abracemos a su hijo Federico y a su nieta Camila.
Boris Berenzon Gorn. Historiador y escritor mexicano con herencia judía. Amante confeso de la música mexicana, la filosofía y el psicoanálisis. Vive en la periferia por convicción y consecuencia; es buen amigo de la soledad. Actualmente es Director General de Trama Boutique de Contenidos.