Todo aquello que nos rodea le llamamos entorno, el más cercano es la casa y familia, se va expandiendo a la sociedad, la ciudad, los vecinos, nuestra geografía, el país, el mundo, así hasta llegar a la lejanía de cualquier galaxia que haya tenido información le referimos como entorno. En cada uno de esos entornos hay formas de organización que interactúan con nosotros como personas y grupos. Las normas y costumbres que en cada uno de esos entornos convive con nosotros también es nuestro entorno.
La importancia de todo aquello que nos rodea cobra mayor relevancia cada día, porque está cambiando, en algunas áreas es rápidamente, en otras es pausado, para otras es desde lo profundo y también desde lo superficial, lo que quiere decir que sucede en diferentes tiempos, maneras, y niveles. ¿Por qué tendría que importarnos esto? Independientemente de que todo está interrelacionado y que nosotros somos parte del entorno, nos afecta de igual manera, lo que quiere decir que estamos cambiando, pero, ¿cambiando qué?
Pongamos un ejemplo; usted me está leyendo a través de una pantalla (a menos que alguien haya impreso esté artículo), ahora ¿ya ubicó la cámara que su dispositivo u ordenador tiene? Mire a su alrededor, observe, ubique en qué tipo de entorno se encuentra, podrá detectar la cantidad de cámaras de vigilancia que le rodean. Están la calle, en centros comerciales, en edificios públicos, privados y hasta habitacionales… Incluso fuera de nuestro planeta esta una cámara gigantesca -el telescopio Hubble- que nos envía fotografías de ese entorno; estoy segura que ha visto fotografías del espacio, y fotografías tomadas del espacio hacia nuestro planeta, tan segura estoy que las ha visto porque satelitalmente puede tener acceso a ellas a través de Google Maps, es más puede visitar cualquier dirección de cualquier país y “visualizar” las calles. Se expandió nuestro entorno visual.
Ahora regresemos a esa cámara que detectó primero, la que está justo al perímetro de su pantalla, sí, esa que le pertenece, con la que usted interactúa con su entorno capturando fotografías y compartiendo con los habitantes de sus entornos más cercanos; si compartió en alguna cuenta de red social sus fotografías lo más seguro es que, aunque usted no lo sepa, en cualquier parte del mundo alguien puede observar su captura. Maravilloso ¿no?; sin embargo todo lo que ve a través de su pantalla queda registrado no sólo en la memoria de su dispositivo, puede borrarlo, pero queda la huella de sus actividades en el buscador que acostumbra usar; registra qué busca, qué le gusta, a dónde va, a dónde ha ido, con quién se lleva, cuánto dinero tiene, dónde lo gasta, a qué hora hace sus actividades y qué actividades, qué música le gusta, sus fotos… Todo este conjunto de información son datos que se registran en la millonésima parte del Big Data. Entonces somos datos de una estructura que pueden ser comprados y vendidos, ¿Recuerda el caso de Cambridge Analytica?, esto es sólo un ejemplo.
Sigamos con esa pequeña cámara al filo de la pantalla y, es más, la otra cámara del otro lado que tiene el dispositivo móvil, no sólo es para hacer selfies, y capturar ese momento para recordar, eso es la publicidad para adquirir el producto, y todos los otros productos que generalmente compra por mero placer, ¿Cómo eligió esos productos, los vio en internet? No tiene por qué recordarlo. Pero su celular sí, algunas marcas emplean la técnica de Eye Tracking o seguimiento ocular, sabía que hasta el movimiento de sus ojos también está registrado. Hemos ingresado a La transformación de ser vistos por el entorno y querer ver a través de esa pequeña cámara que apunta directamente a sus ojos.
La importancia del entorno es que nos da sentido y consciencia de qué nos afecta, en todos los niveles, en diferentes tiempos, en todas las áreas. Interactuamos cada vez más a través de mirar y estar observados.
Cristina Ortega. Fotógrafa desde hace 25 años, fundadora de Arte NiNi. A.C. Doctorante en “Ciencias y Humanidades para Investigación Interdisciplinaria” de UAdeC-CEIICH-UNAM. @CrissOrtega