A Ilan Osorio Schoninger, quien como joven inaugura otra era.
El relato inicia recordando que la herida sigue abierta. Los alumnos preguntan al maestro si cree que es posible que, en el México de hoy, el de las supuestas transiciones democráticas, pudiera volver a ocurrir un atropello como el de la matanza de Tlatelolco. El profesor, que ha visto con sus propios ojos las expresiones más macabras del ejercicio del poder, contesta, desde la filosofía, que es imposible puesto que la historia no es circular. Esa que un día impulsara Giambattista Vico y años más tarde la de Nietzsche.
Lo terrible, en cualquier caso, es que haya lugar para tal pregunta, que cincuenta años después de ese funesto 2 de octubre, la juventud aún guarde el temor a ser silenciada por la fuerza ilegítima de un gobierno autoritario.
En su nuevo libro, 1968 explicado a los jóvenes, Gilberto Guevara Niebla hace un recuento de los acontecimientos que precedieron aquella noche en la que cientos de muchachos vieron su ímpetu democrático morir a manos de un sistema basado en la obediencia y en la intolerancia. Guevara Niebla fue uno de los líderes universitarios del Consejo Nacional de Huelga (CNH), nacido durante aquel convulsivo año. La noche del 2 de octubre fue detenido ilegalmente por cuerpos militares, convirtiéndose en un preso político hasta 1971. Biólogo de formación, maestro en sociología y doctor en educación, Guevara Niebla ha sido anunciado como el próximo encargado de atender asuntos de equidad educativa en la Secretaría de Educación Pública en el próximo gobierno. Su libro es un esfuerzo por explicar a las juventudes mexicanas, sin complicaciones y con un lenguaje amigable, las condiciones políticas que se encontraban detrás de la matanza de Tlatelolco, distanciándose de las visiones reduccionistas y sensacionalistas. 1
El libro sigue la ruta de una clase, de ésas que te apasionan y te hacen permanecer en el aula aun después de que terminó la hora. Guiado por las inquietudes de sus jóvenes alumnos, Guevara Niebla lleva al lector a conocer el brazo armado de un gobierno que despreció a sus propios ciudadanos, pero también a admirar el idealismo y la entereza de estos últimos. Apenas iniciado el primer capítulo, uno de los estudiantes pregunta: “Maestro, ¿es posible que surja en el México actual un estallido como el de 1968?”. Su interrogante nos recuerda por qué sigue siendo tan importante hablar de esta tragedia, hoy como hace cincuenta años. El miedo a que un Estado como el mexicano pudiera volver a utilizar la represión contra la crítica proviene, primero, de la experiencia y, después, de las respuestas impropias e insuficientes que éste ha dado frente a las violaciones graves de derechos humanos.
La matanza de Tlatelolco es un tema que arde en la memoria por múltiples razones. Entre ellas el hecho de que ningún gobierno mexicano ha emprendido la difícil tarea de empezar a sanar ese atentado que trascendió a las personas que lo padecieron en carne propia y que toca incluso a las generaciones más jóvenes de hoy. Más allá de los tuits, de los homenajes y de las palabras conmemorativas, el desmontaje de placas y el colapso de las evocaciones díazordacistas, de la secularización cívica de la memoria, ningún gobierno se ha comprometido con la justicia, y con la verdad, que nos aproximen a la no repetición. Por esa razón, libros como 1968 explicado a los jóvenes se hacen tan necesarios para la formación de las nuevas generaciones; necesitamos que la memoria política sea el punto de partida de una sociedad que se resista a la violencia de la fatalidad autoritaria.
1 Haciendo eco del vital libro de Marc Ferro, Cómo se cuenta la historia a los niños en el mundo entero (1990).
Boris Berenzon Gorn. Historiador y escritor mexicano con herencia judía. Amante confeso de la música mexicana, la filosofía y el psicoanálisis. Vive en la periferia por convicción y consecuencia; es buen amigo de la soledad. Actualmente es Director General de Trama Boutique de Contenidos.