“El país está atravesando por una situación económica y social muy difícil. Posiblemente por la situación de bancarrota en que se encuentra el país no podamos cumplir todo lo que se está demandando, pero sí vamos a cumplir, que quede claro, vamos a cumplir todo, todo lo que ofrecimos en campaña. Ese es el piso y de ahí para arriba, hasta donde nos alcance el presupuesto”.
Así se manifestó López Obrador en la Concha Acústica de Tepic, Nayarit, en el inicio de su gira de agradecimiento.
En entrevista con los medios, aseguró que el crecimiento del país en los últimos 30 años ha sido nulo. Un reportero le preguntó que si no es un contrasentido decir que cumplirá sus propuestas de campaña mientras declara que hay bancarrota. La respuesta fue “no, no es ningún contrasentido, porque vamos terminar con todos los privilegios, con los sueldos elevadísimos, no va a haber un gobierno rico con pueblo pobre, va a haber justicia”.
La declaración del Presidente electo fue tomada de forma literal en términos económicos, y no en los sociales a los que también se refirió.
Uno de los principales críticos de lo dicho por López Obrador fue el ahora senador Miguel Ángel Osorio Chong, responsable de la seguridad del país en los cinco años previos. Baste recordar que en su gestión como secretario de Gobernación se escapó el ‘Chapo’ Guzmán de Almoloya, desaparecieron 43 normalistas en Iguala y hasta se registró una cifra de muertos por homicidio superior a la reportada en todo el sexenio de Felipe Calderón.
Decía un político del PRI que este país tendría justicia cuando se tradujeran “las buenas finanzas nacionales, en buenas finanzas familiares”. Un dato del INEGI de agosto: la tasa de desocupación con respecto a la población Económicamente Activa fue de 3.47 por ciento. Y, de esas personas sin empleo, 48.7 por ciento tenían educación media superior o superior.
Si tomamos los resultados de la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana presentada por el INEGI con cifras de marzo, el 76.8 por ciento de la población se siente insegura en la ciudad en la que vive.
A los puristas del lenguaje hay que recordarles que para la Real Academia de la Lengua hay tres acepciones del término: 1.) quiebra de una empresa; 2.) ruina económica y, 3.) hundimiento o descrédito de un sistema o doctrina.
Posicionarse como opositores a lo que será el nuevo gobierno puede redituarles algunos seguidores en sus redes sociales, pero también deberíamos, y más quienes estamos en los medios de comunicación, encontrar el lenguaje con el que debemos comunicar hoy. López Obrador tiene una “pedagogía” para hablarle a la gente en la plaza; ellos, sus oyentes, lo entienden, los del altiplano seguimos sin comprender la nueva realidad de nuestro país.