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«ABC-DErechos»: ¿Perdón y reconciliación para la paz?

 

En la espiral de violencia y fragmentación que vivimos, la complejidad de conceptos como perdón, reconciliación y paz obliga a hacer un alto para evaluar su significado. Quiénes extienden el indulto legal y quiénes el perdón en todas sus acepciones, por qué las víctimas directas e indirectas debiesen exonerar a los agresores. ¿A quiénes y qué es lo que se les perdona? Más aún, como sociedad reflexionemos los porqué se pretende que el peso de la paz social recaiga en los agraviados.

¿Pero qué es el perdón? Indulto, amnistía, condonación, absolución, exoneración, gracia y clemencia se encuentran intrínsecamente vinculados a prácticas religiosas y legales. Para cristianos y católicos, el perdón es reconciliación y penitencia; para los judíos el Yom Kipur es el Día del Arrepentimiento o Día del Perdón.

Se le considera un valor humano que permite al ofensor liberar la culpa y al ofendido liberar sentimientos de rencor y revancha. Por tanto, tendría un valor catártico o terapéutico. En los rituales religiosos el perdón es posible si está acompañado del arrepentimiento y expiación de la culpa de quien cometió la ofensa. En términos legales implica la reparación del daño o el castigo por el mismo.

Las familias de personas desaparecidas, torturadas, levantadas, secuestradas por bandas criminales en México, expresan con un enorme dramatismo su rechazo a extender el perdón. Esto ocurre en todos los foros, incluido el denominado “Diálogo por la Paz, la Verdad y la Justicia”. Quieren justicia. Las familias de 239 mil personas asesinadas en hechos violentos en los últimos 12 años –de acuerdo con cifras oficiales del Sistema Nacional de Seguridad Pública-, están en el mismo tenor: Justicia.

En Tlatelolco, durante uno de estos foros, Alejandro Encinas, quien será el subsecretario de Derechos Humanos, señaló ante integrantes de colectivos, 40 mil casos de desaparecidos. Las familias manifestaron su más profundo dolor y quienes asumirán el gobierno a partir del 1 de diciembre conocieron el termómetro de un problema mayor. El presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, reiteró: “olvido no, perdón sí, este es mi planteamiento”. Dijo respetar a quienes no coinciden con él, y aseguró tener la convicción de que “podemos ponernos de acuerdo”. El planteamiento de AMLO y el equipo de transición topa con pared ante madres, padres, viudas, huérfanos.

Tenemos que preguntarnos qué significa para las víctimas, los agresores, el Estado, los medios de comunicación y la sociedad en su conjunto; qué hacer para que no sea una paz y reconciliación light, tan frágil, tan vulnerable. Cómo garantizar un proceso en el cuál no se termine invisibilizando y más grave revictimizando a quienes viven con dolor y miedo. Cómo se impedirá la sobrevivencia de las mismas prácticas que gestaron la violencia.

Cómo hacer para que el perdón, la construcción de la paz no sea una imposición… Para que la monumental losa de la pacificación no recaiga en las víctimas y sus familias. Para que no sean los más vulnerables, los agraviados, los ofendidos quienes en el imaginario colectivo sean vistos como obstáculo. Para qué, qué se reconcilia, quiénes debiesen reconciliarse, por qué hacerlo. Muchas y reiteradas preguntas.

En otra entrega hablaremos sobre el significado de la reconciliación y la coexistencia pacífica… Pero hoy, para las víctimas directas e indirectas debe imperar el compromiso de justicia, verdad histórica y no repetición.

 

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