La mitad es un parte similar a otra y que juntas forman un todo, de lo que sea: una fruta, la canasta de huevos, un grupo, una Cámara de Diputados o de Senadores por ejemplo.
Ese todo, dividido a la mitad, tiene de cada lado el mismo número de lo que sea, esa otra mitad pesa lo mismo, cuesta lo mismo, se compone de igual forma, entonces debe ser una mitad que cuente igual.
Si faltan nueve o uno, de ese número de lo que sea, no estamos hablando de la mitad pero por ejemplo, en las cámaras que integran el Congreso de la Unión, esas nueve o una mujeres que faltan para lograr el 50-50 de integración paritaria no debieran significar una desventaja sustantiva.
Sin embargo sí lo es, si hay una desventaja en la representación de las mujeres en las coordinaciones de los grupos parlamentarios que se integran al interior de cada una de las cámaras, el hecho de que en lugar de 250 diputadas tenemos 241 y 63 senadoras, esto es, una menos de la mitad de la totalidad, no debiera mermar el derecho que tienen las mujeres a coordinar sus grupos parlamentarios, pues finalmente son una gran fuerza en sus partidos y evidentemente una gran fuerza electoral.
Lo malo es que, de acuerdo al Reglamento del Senado de la República o a la Ley Orgánica del Congreso, el nombramiento de estos coordinadores es al interior de los propios grupos parlamentarios, de los cuales las mujeres legisladoras de cada cámara forman parte.
La importancia de esos grupos parlamentarios radica en que quien los coordine es la voz andante de ese grupo, promueve las reuniones necesarias para que se elijan a los integrantes de las mesas directivas, participa con voz y voto en la Junta de Coordinación Política de la respectiva Cámara y que es en donde se toman las más importantes decisiones. Dirige pues al grupo de diputados o senadores en cada cámara.
Ahora bien, durante la semana que concluyó conocimos que en los grupos parlamentarios de cada cámara los coordinadores son hombres y hubo todo tipo de críticas, pues se dijo que…
…si había casi la mitad de mujeres en cada cámara, porqué ninguna fue nombrada coordinadora.
De hecho, la observación la hicieron algunas mujeres legisladoras. Pero la pregunta debemos hacerla a ellas:
¿Por qué eligieron que las coordinen los hombres?
Pensando en que casi son la mitad, podrían haber llegado al acuerdo de que, en una cámara coordinara un hombre y en la otra una mujer. Pero no sucedió así y entonces llega el tema de la frustración, por que si se ha luchado tanto por tener órganos en todos los niveles y poderes paritarios, se ha exigido que organismos autónomos sean paritarios, por qué dejar pasar la gran oportunidad de que en las cámaras sucediera también.
Creo que fue una gran oportunidad y las mujeres legisladoras la dejaron pasar, de hecho lastimosamente, porque algunos de quienes dirigen esas coordinaciones ni siquiera fueron votados directamente, esto es, llegaron gracias a la lista de representación proporcional, ventajosamente registrados en las primeras posiciones cuando dirigían a los propios partidos políticos que los postularon.
Habrá quien piense que quizá las legisladoras no pudieron decidir quién las coordinaría, pues eso es muy grave, ya que, de acuerdo a la reglamentación de las cámaras los grupos parlamentarios se constituyen, organizan, adoptan sus estatutos de forma interna, así mismo son autónomos en su funcionamiento, de ahí que, quien coordinará es una decisión interna, donde debe contar la opinión de los integrantes pues quien los represente es la voz de todos ellos y ellas.
Muchas de nuestras legisladoras federales y locales que ahora asumen los cargos, han sido una grandes luchadoras del tema de paridad, en otros momentos pelearon por una legislación que permitiera la paridad en la postulación y el resultado es la integración del casi 50-50 como sucedió en este proceso electoral, la invitación es que lo hagan realidad al interior de las cámaras o los congresos locales.
Que su voz sea de protesta si les impiden representar sus grupos parlamentarios, que no avalen las propuestas de algunos pocos o con mayor razón si la decisión es de las cúpulas partidistas.
Amigas legisladoras hagan que la mitad que son cuente.