Así comenzó la Legislatura LXIV, en la que 247 de los 500 diputados, pertenecen al partido Movimiento de Regeneración Nacional.
Para los morenistas, panistas, priistas, petistas, verde ecologistas, pesistas, petistas que fueron postulados por Morena para ocupar un lugar en San Lázaro, debe ser un honor compartir el triunfo con Andrés Manuel. Lo es, sin duda, para los 30 millones de votantes que le dieron una mayoría al Proyecto Alternativo de Nación que comenzó a tomar las calles y las plazas del país después del fraude de 2006.
Pero más honor tendrán los legisladores de Morena y sus aliados del PT y del PES, cuando desde la Cámara de Diputados hagan leyes que reviertan la desigualdad que se vive en México.
Para cumplir la expectativa, los nuevos diputados tendrán dos tareas fundamentales que podrían hacerlos diferentes a sus antecesores: representar a cada uno de los mexicanos, al pueblo, y ser un contrapeso al titular del Poder Ejecutivo.
Si alguno de los 247 legisladores morenista cree que llegó para representar los intereses de su partido o del presidente López Obrador estaría traicionando los valores fundamentales del proyecto lopezobradorista.
Los 30 millones de mexicanos votaron, precisamente, por un legislativo que sea representante de los intereses de la Nación y no de un partido o de un dirigente.
Su labor ya no será la de gestor, labor que se impuso en el priato para acaparar los recursos públicos y promover políticamente a los legisladores (Carlos Hank fue el pionero de esta “labor legislativa” cuando fue gobernador del Estado de México) y convertirse en servidumbre del ejecutivo en turno. Hoy deben, reitero, hacer leyes que abatan la pobreza, la desigualdad y que, además, le den espacios reales a las minorías para que sus derechos sean plenamente respetados.
También tendrán la responsabilidad de legislar a favor de los derechos de las mujeres, para que vivan sin riesgos ni violencia.
Pero tal vez su mayor contribución para hacer de México una potencia es la de ser contrapeso, tarea natural del legislativo, del presidente que emanó de su mismo partido.
La tarea es trascendente pues ninguno de los legisladores de Morena estará pensando en “controlar y acotar” al poder de quien los convirtió en candidatos y ahora diputados.
El mandato de los electores fue por el cambio en la vida pública del país, y eso implica que los miembros de la Cámara de Diputados no sean comparsas de otro poder del que son contrapeso.
Tengo serias dudas de que eso ocurra. Pero si las mujeres y hombres que están “representando” al pueblo obedecen la instrucción de Andrés Manuel López Obrador de dedicarse a legislar y no a hacer politiquería, pueden lograr ser una representación popular como nunca la ha tenido México.
La Letrina. Muchas legisladoras se han quejado que ni en el Senado ni en San Lázaro hay una coordinadora de cualquiera de los grupos parlamentarios conformados. Yo me preguntó…
…¿y por qué no lo son si hoy, como en ninguna otra época, están en igualdad de circunstancias con los hombres? Si ya llegaron, ejerzan la fuerza que como género tienen en esta oportunidad histórica.