- Entrevista con la autora Gioconda Belli sobre la cultura y la vida en tiempos de crisis
La nicaragüense Gioconda Belli (69) es una de las escritoras más famosas de América Latina. Muchas de sus obras son clásicos de la literatura, entre ellos su novela Mujer habitada. El compromiso político y el ser y el sentir femenino son sus temas fundamentales. Originaria de una familia acomodada, la estudiante luchó en los años 70 en las filas del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) contra la dictadura de Somoza. En la década de 1990 se distanció del sandinismo bajo Daniel Ortega, contra cuyo gobierno autoritario están saliendo miles de nicaragüenses a la calle en estos días. Le preguntamos a la presidenta del PEN de Nicaragua, cómo está viviendo la crisis y por qué la historia parece repetirse en Nicaragua.
¿Cómo vive personalmente las protestas, qué sintió cuando comenzaron?
-Las protestas son una importante manera de expresar todo lo que hemos sentido durante estos años en que Daniel Ortega nos ha ido cercando y limitando la libertad. Es una manera de afirmar nuestra ciudadanía que estaba en estado de sitio y también es una manera de sentirse libre. Eso ha sido muy hermoso, sentir el aire de libertad, la fuerza de la gente, la determinación. Las protestas son una expresión ciudadana, alegre, llena de color, interesantísimo porque hemos juntado todas las clases sociales y profesiones. La creatividad nicaragüenses es visible en las pancartas, en cómo la gente canta, en las consignas (por ejemplo: “!que se rinda tu madre!”). Ha sido una experiencia gozosa, pero también dolorosa porque tenemos un redondel en medio de una calle en Managua que está lleno de cruces por los caídos. Me uno a estas marchas contenta por sentirme libre, pero también triste por todo lo que hemos tenido que soportar.
¿Cómo es la situación de los periodistas, artistas y activistas actualmente?
-La situación es muy difícil porque los que nos estamos expresando libremente podemos en cualquier momento ser acusados de terroristas. Todo lo que decimos y hacemos está enmarcado en la mente y propaganda de este gobierno por la idea de un Golpe de Estado, y con esta justificación han atacado a periodistas, les han robado los equipos, les han quebrado las cámaras. Pero ahora tenemos la tecnología de nuestro lado y el periodismo ciudadano ha sido extraordinario porque la gente ha grabado desde su casa a los paramilitares, los abusos, y por eso tenemos una amplia documentación de todo lo que estamos denunciando. También vivimos la gran tristeza de que nuestro máximo exponente del canto nacional, Carlos Mejía Godoy, anunció hace algunos días que se iba a Costa Rica debido a las amenazas y existe para todos nosotros esa posibilidad de que en algún momento tengamos que irnos. Yo ya me fui una vez bajo la dictadura de Somoza. No tengo ninguna gana de volver al exilio y pienso resistir lo más que pueda. Espero no llegar hasta el límite, pero cuando te sientes perseguido, lo primero es la vida.
Usted acaba de ser galardonada con el prestigioso premio Kesten del PEN de Alemania. ¿Qué significa ese premio para usted?
-Ha sido una alegría muy grande porque es un reconocimiento al trabajo que hemos hecho en el PEN Nicaragua. Es un trabajo sólido, consistente desde 2013. Hemos hecho muchas actividades para promover lectura y cultura, los artistas nacionales y apoyar a los periodistas. Y creo que todos estos premios ayudan a crear un aprecio por las personas que trabajan por ese tipo de causas, las libertades, la defensa de las mujeres, los derechos humanos.
Usted fue parte de la Revolución sandinista, pero hace tiempo que se distanció. ¿Por qué?
Porque el FSLN dejó de ser el FSLN. No hay mucho qué decir. El FSLN de Daniel Ortega no es el mismo por el que luché y trabajé. Es un sandinismo new age, totalmente desfigurado, corrompido, caudillista, personalista, donde dos personas (él y su mujer, la esotérica vicepresidenta Rosario Murillo) manejan todo el poder, donde no hay un partido si no una especie de reino, una monarquía con súbditos que deben obedecer al designio de esos reyes.
Hay analistas que dicen que se repite la historia y que Ortega se ha convertido en nuevo Somoza, o sea, en el mismo personaje que combatió en una especie de extraña metamorfosis. Usted que lo conoce bien, ¿tiene alguna idea de lo que puede haber pasado con Daniel Ortega?
Es impresionante lo que ha pasado con Daniel Ortega porque viendo lo que pasó con Somoza, el esquema de represión, de personalismo, de una camarilla, de un ejército que ataca a su proprio pueblo para cumplir las órdenes de un jefe despiadado, todo eso se repite. Creo que hay personalidades que son susceptibles a caer en esos espejismos de poder, y Ortega fue una de esas personas que cayó. Tiene ya más años en el poder que Somoza nunca tuvo. Sigue aferrado a ese poder. A mí, me daría vergüenza a estas alturas gobernar en un país donde han muerto más de 300 personas en cuatro meses bajo mi responsabilidad.
Sin embargo, en América latina y en Europa hay todavía grupos de izquierda que defienden a Daniel Ortega, ¿cómo usted se explica eso y qué les diría?
Creo que los grupos de izquierda que todavía defienden a Ortega están desinformados o han perdido todo sentido ético y moral. Tal vez estén enceguecidos por la supuesta fidelidad ideológica a un concepto para que puedan tolerar que un gobierno de izquierda asesine a mas de 300 personas, que reprima, capture, para que puedan creer que una manifestación popular de rechazo a un gobierno es producto de un golpe de Estado o del financiamiento del imperio. Están tan desgastados estos argumentos, son como una muletilla en la que se apoyan estos gobiernos caudillistas injustos. Eso es lo que me parece el gran fracaso de la izquierda. Me avergüenza, pero el problema es de ellos. Por su boca el pez muere.
Sandra Weiss. Politóloga, exdiplomática y, actualmente, corresponsal en América Latina.