Hoy se cumple una semana de que se llevó a cabo en la Ciudad de México la conferencia “Uniendo esfuerzos por la lactancia materna”, organizada por la Secretaría de Salud como parte de las actividades relacionadas con la Semana Mundial de la Lactancia Materna, una iniciativa impulsada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para crear conciencia y fomentar esta práctica.
En esta reunión participaron autoridades de esa dependencia, de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) y de las industrias farmacéutica y láctea. Hubo siete hombres en total en el presidium. Esto fue lo que causó revuelo.
Las fotos posteadas en redes destacaban la “falta se sensibilidad” de los organizadores por no incluir mujeres en un tema netamente femenino. Y se viralizó porque, al día de hoy, lo que importa es estar al lado de la corrección política, aunque olvidemos el fondo de las causas.
Porque, enfocados todos en la cuota de mujeres faltantes, se desvió la atención de la problemática sustantiva acerca de la lactancia materna en México.
El documento “Semana Mundial de la Lactancia Materna 2018: Pilar de la Vida”, de la OMS, expone que a escala global, sólo 45 por ciento de niños inicia la lactancia materna dentro de la primera hora después del nacimiento, dos de cada cinco niños menores de seis meses reciben lactancia materna exclusiva y sólo 45 por ciento de los niños pequeños continúa la lactancia materna durante sus dos primeros años de vida.
En nuestro país, según ese documento, con información disponible hasta 2015, sólo 51 por ciento de niños fueron amamantados dentro del plazo de una hora desde su nacimiento, 30.8 por ciento de niños de cero a cinco meses de edad fueron alimentados exclusivamente con leche materna y el promedio de duración de la lactancia materna entre niños de menos de tres años fue tan sólo de 10.9 meses
En el foro del martes anterior se presentaron resultados de la aplicación de Código de Ética, Transparencia y Buenas Prácticas de Comercialización y Publicidad de los Sucedáneos de la Leche Materna, un instrumento promovido desde la OMS y la Organización Panamericana de la Salud para detener la comercialización agresiva e inadecuada de los sustitutos de leche materna y otras prácticas cuestionables de la industria, como la donación de muestras gratuitas al sistema de salud pública.
La información presentada en ese encuentro abordaba que de 2016 a la fecha se retiraron de consultorios médicos y hospitales más de 5 millones de muestras gratuitas de sucedáneos de leche materna. Además se informó que varias empresas participantes en acciones para promover la lactancia materna colocaron más de 40 lactarios dentro de sus instalaciones en los pasados dos años, ya sea en oficinas o fábricas, y para 2020 se prevé establecer 30 más en lugares públicos, como aeropuertos.
¿Estábamos enterados de esto, o sólo de la ausencia de mujeres en el presidium?
Dejemos en claro: no se está menospreciando el reclamo justo de la necesidad de que las mujeres participen en discusiones que les corresponden. En otras ocasiones se ha hecho mención al tema en este espacio: las mujeres han sido marginadas en las esferas altas laborales y en los puestos de dirección.
No obstante, se debe cuidar el no caer en pedir presencia femenina por cuota, pues esto termina mermando a la causa tanto como la invisibilización.
Otro problema es el sectarismo involuntario que sugiere este tipo de reclamos. ¿Acaso la lactancia materna es un tema exclusivo femenino? ¿Existen temas exclusivos por género?
En lo personal pienso que las luchas de agendas deben trascender el dilema de quién sí y quién no puede alzar la voz por una causa o varias causas. No podemos convertirnos en cadeneros de éstas. Como mujer, me siento totalmente libre para promover la lucha contra el cáncer de próstata: mi abuelo fue víctima mortal del mismo. No tengo problema alguno con que hombres sean aliados en la lactancia.
Sí tengo problema en que las mujeres seamos marginadas en posiciones clave. Pero se puede luchar por ello sin marginar alianzas. Se puede ver más allá de la corrección política y ensanchar la base social.
Y ya que tanto nos estuvimos quejando de que no hubiera mujeres en un foro sobre lactancia materna: ¿qué es lo que tendremos que decir las feministas sobre el fondo de esa situación a escala global y en México? Ya que se nos “excluyó” en un foro, ¿en qué vamos a aportar, como mujeres, a la solución de esa problemática, con qué datos vamos a confrontar los que se ofrecieron en el foro de “puros hombres”?
¿O sólo se trataba de cubrir nuestra cuota de pataleo?