¿En qué momento el muchacho guapo, come-mundos y simpático se perdió? ¿En qué momento tanto consentimiento familiar puede ser tan terrible como veneno? ¿Cuándo el desmadre de la fiesta eterna es capaz de pervertir todos los sentidos? ¿Cuándo se deja de tener aprecio por la vida humana? Todas estas interrogantes surgen cuando leemos Los Divinos, la última novela de la escritora colombiana Laura Restrepo.
Restrepo recrea el terrible crimen de una niña indígena por parte de uno joven arquitecto, hijo de una de las familias más conocidas y acaudaladas de Colombia. El asesinato provocó una ola de indignación y reabrió la herida nunca cerrada de la diferencia de clases. Porque…
…el clasismo está presente en nuestras sociedades, todas ellas afectadas por la desigualdad y con mayor énfasis en los grupos indígenas.
Así como en su novela Leopardo al Sol hace -desde mi punta de vista- la mejor disección de la vida de los narcos, en Los Divinos, Restrepo recrea a muchos de los jóvenes de las clases acomodadas que no tienen mayores preocupaciones que vestir bien, viajar, gastar enormes cantidades en fiestas, alcohol y drogas.
Unos mirreyes cualquiera de los que abundan en México; porque a final de cuentas la condición humana es la misma en cualquier parte del planeta.
Página a página va dando cuenta de la ostentosa vida de los Tutti Frutti, cinco chavos de la clase alta bogotana, conocidos desde niños porque fueron a los mejores colegios, haciendo una especie de cofradía inquebrantable y tolerante. Y resulta que cuando “El Muñeco” decide cometer el feminicidio de una niña, no faltó la hermandad, el cobijo. ¿Cuál era la bronca si la víctima era una chiquita de un barrio pobre que igual pudo haber pasado inadvertida? ¿Por qué no ayudar a mi cuate de infancia que me permitió también disfrutar en algún momento de su vida de privilegios?
La historia de Los Divinos sobrecoge. Como dice Laura Restrepo: “En este país nuestro ha sido tanta la guerra, tanta, soportada por demasiado tiempo, que los vivos ya estamos acostumbrados y los muertos olvidados y no hay quien registre el catálogo”.
El crimen, violación y tortura de esta niñita en manos de un junior –sentencia Restrepo- es el reflejo de la cara del país entero. Apenas termino el libro y me viene a la mente el asesinato de la catedrática de la UNAM y su hija por parte del exnovio de la muchacha, pero también los decapitados y la saña con que se cometen los asesinatos. Muertos y más muertos. Cada uno de ellos, coincido con la escritora, son reflejo del país que somos y dónde estamos. ¿Cuándo la vida deja de tener valor? ¿Qué hicimos o qué no hicimos para que esto ocurriera? Imperdible Los Divinos.