«CEREBRO 40»: ¿Quién pudiera reír como llora Chavela? - Mujer es Más -

«CEREBRO 40»: ¿Quién pudiera reír como llora Chavela?

Por BÁRBARA LEJTIK

Reza la canción de Joaquín Sabina, dice Miguel Bosé que verla cantar era como estar frente al vacío absoluto, como si en cada canción entregara la vida completa y fuera a morir después.

Todo se dice de Chavela Vargas, que si era rebelde, si era lesbiana, si era controversial, Chavela era todo y no era nada, porque no pretendía -pienso yo- portar ninguno de los títulos que le ha puesto la historia, Chavela, dice Eugenia León, sintetiza el canto del Alma, el final trágico del amor, no más que eso, una mujer profundamente agradecida de ser mujer en una conversación amistosa consigo misma que duró toda la vida, sin ningún tipo de pretensión ni incongruencia, con el simple anhelo diario de ser ella misma y manifestar a través del canto la pasión que sentía por la vida en sí misma.

Se estrenó ya la película de Chavela Vargas, imposible no ir con una amiga con la que se han compartido cientos de andanzas y con tequila de contrabando, y lo digo sin pena, la misma Chavela me pediría ver su película con un trago en la mano, incluso me hubiese gustado ver el documental más bien en una sala con amigos, en un ambiente de camaradería y hermandad como era ella, próxima, sencilla, cálida.

El film de Catherine Gund y Daresha Kyi, que incluye entrevistas y declaraciones inéditas es contado de una manera cronológica, alternando declaraciones de gente, amigos allegados a ella, escenas de sus conciertos, y entrevistas. Yo que consideró a Chavela y a Frida Kahlo mis santas patronas y no las conocí en persona apenas puedo dimensionar la emoción con la que sus amigas y amigos del alma hablan de ella, es increíble como después de los años se quiebran las voces de quienes compartieron con ellas momentos de su vida, entrañables amigos, inolvidables amantes que reconocen que su vida se marcó por un antes y un después de Chavela Vargas. Narran con voz entrecortada anécdotas, escenas jocosas de la vida cotidiana, revelaciones, momentos de la vida de la artista que fuera admirada desde lo más profundo por propios y extraños, por poetas, compositores, hombres y mujeres.

Este documental tiene como hilo conductor la narración de amigos y amantes de Chavela, todos identificados con ella en la escena lésbico-gay, Jesusa Rodríguez, Tania Libertad, Patria Jiménez, Pedro Almodóvar, Miguel Bosé, etcétera.

Claramente la película pretende presentarnos este lado de Chavela y es válido, muy válido que la comunidad LGBTTI se sienta representada por un icono como Chavela Vargas, a pesar que desde mi punto de vista ella no pretendió jamás usar su preferencia sexual como un distintivo, ni ser tampoco la abanderada de ningún tipo de movimiento. Chavela vivía como quería y como podía, cada día, sin agenda y sin pretensión más pura que entregar a su público todo su amor en forma de canciones, no pretendió nunca polarizar ni escandalizar, mucho menos dividir, solo vivió -sin proponérselo- con absoluta autenticidad, con pasión desgarrada por el canto y por todo lo que amaba, lo que hace que propios y ajenos caigamos rendidos frente a su presencia, su filosofía de vida y su voz que era como un cañón cantándole al amor y al sufrimiento que éste lleva implícito.

Chavela artista, Chavela amiga, Chavela guerrera y entrona que conquistó a México -como ella dice- a patadas y golpes, Chavela como una gran filósofa y tremenda pensadora, Chavela enamorada y Chavela solitaria.

Chavela tiene muchas caras, muchas más que las que revela el documental, tal vez hubiesen faltado muchas horas más hablando de ella para hacerle justicia.

Me faltó sin duda el video que le hiciera Joaquín Sabina sobre El Boulevard de Los Sueños Rotos y me quedo para siempre con sus palabras, con su forma única e indescriptible de hablarle al amor;

-Cuando conocí a Frida dice, pensé que era un ser de otro mundo, que sus ojos y su mirada no pertenecían a este mundo y que yo podía amar a ese ser, sus cejas eran dos golondrinas a punto de emprender el vuelo.

Esa es Chavela, amada por muchos, incomprendida por otros tantos, jamás ignorada y siempre, siempre respetada.

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