Por HANNIA NOVELL
La 64 Legislatura del Congreso de la Unión hará historia por ser la más equitativa en cuanto a igualdad de género. Y es que la diferencia entre el número de mujeres y hombres que la integrarán será la menor en toda la vida parlamentaria de México.
Producto de los comicios del pasado domingo 1 de julio, y de acuerdo con la información preliminar del Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP), la Cámara de Diputados estará integrada por 243 mujeres (48.6 por ciento) y 256 hombres (51.2 por ciento), con una diferencia sólo de 13.
Mientras que el Senado se conformará por 63 mujeres (49.22 por ciento) y 65 hombres (50.78 puntos porcentuales).
Estas cifras pueden entenderse como fruto de una lucha constante. Así, en los últimos 15 años, el número de mujeres legisladoras ha ido en aumento. En el periodo 2003-2006, en el Palacio Legislativo de San Lázaro hubo 115 mujeres por 385 hombres. Para el periodo 2015-2018, fueron 213 mujeres por 287 hombres.
En la Cámara Alta, durante el periodo 2000-2006 había apenas 20 mujeres frente a 108 hombres. Y la Legislatura actual, que culmina actividades en septiembre, está compuesta por 42 mujeres y 82 hombres.
Este resultado es algo que todas y todos debemos celebrar. Es consecuencia de un esfuerzo social que ha empujado a políticos e instituciones a mejorar las condiciones de participación y representación de las mujeres en la vida pública.
La democracia no puede entenderse sin las mujeres y esta composición va en el sentido de alcanzar una democracia incluyente en un país que históricamente no les ha dado espacios. Y cuando los han conseguido… se los han arrebatado.
Muestra de esto es el penoso caso de las “juanitas”. Entre 2009 y 2010, de las 138 diputadas electas, 12 pidieron licencia para dar espacio a sus suplentes. Por el PVEM, por ejemplo, cuatro legisladoras se separaron de su cargo: el 29 de octubre de 2009 lo hizo Katia Garza Romo, para dejar en su lugar a su marido, Guillermo Cueva Sada, empresario de Nuevo León.
Luego, el 22 de diciembre salió Mariana Ivette Ezeta Salcedo para dejar la curul a su hermano Carlos Alberto Ezeta Salcedo, quien era consejero de la Cámara Nacional de la Industria de Radio y Televisión (CIRT).
Laura Elena Ledesma Romo dejó en su lugar a Maximino Alejandro Fernández Ávila, quien en 2005 fue presidente del Comité Directivo Estatal de ese partido en Veracruz; mientras que Carolina García Cañón fue relevada por Alejandro del Mazo Maza, hijo del gobernador mexiquense Alfredo del Mazo. Los casos se replicaron en las bancadas del PRI, PAN, PRD, PT y Panal.
Por ese tipo de experiencias, se han empujado “candados” a fin de evitar que se repitan este tipo de situaciones. Por lo tanto, dentro del proceso electoral en curso, el 8 de noviembre de 2017, el Consejo General del Instituto Nacional Electoral (INE) aprobó los criterios para que los partidos políticos o coaliciones garantizaran los principios de paridad entre géneros, inclusión e igualdad política al asignar las candidaturas federales a diputaciones y senadurías.
El consejero Benito Nacif, presidente de la Comisión de Prerrogativas y Partidos Políticos, reconoció que no puede haber democracia sin igualdad de oportunidades. “Las mujeres y grupos indígenas en el país son los sectores más sub-representados”.
El acuerdo aprobado establecía que, para el caso de las senadurías por el principio de mayoría relativa, la primera fórmula de la lista de candidatas y candidatos por cada entidad federativa debería ser de género distinto a la segunda, y de la totalidad de las listas, el 50 por ciento debía estar encabezada por mujeres y el resto por hombres.
Por fortuna, esos lineamientos fueron respetados y hoy vemos los resultados: nadie puede negar que tras los comicios del 1 de julio, hay un avance en la participación política de las mujeres en el país y en la construcción de una democracia 50/50.
Ahora, como ciudadanos, estaremos pendientes de su desempeño. Yo no tengo duda alguna: seremos capaces de demostrar que las mujeres comunicamos de manera distinta, escuchamos, promovemos el diálogo y apostamos al consenso.
Desde ambas cámaras del Congreso sabremos decir que somos más colaborativas, inclusivas y orientadas al trabajo en equipo y que, por ende, podemos gobernar y legislar de manera más efectiva. No hay más, lo de hoy son las #MujeresAlPoder.