POR ADRIANA LUNA
Sophia Mares, es una preparatoriana, que como muchos jóvenes tiene interés en viajar por el mundo. Hoy su misión es recorrer 20 ciudades de México, Estados Unidos, Suecia y Dinamarca; pero a diferencia de otros, su plan no es turístico, su objetivo es hablar bien de su patria y que al menos una persona de cada urbe que visite, cambie la imagen que tiene de México.
La embajadora adolescente quiere borrar la imagen distorsionada que algunos tienen de México como un país violento, de narcotraficantes, de flojos que duermen bajo un cactus o que andan en burro en caminos agrestes, sombrerudos comiendo guacamole con chile. Sophia trabaja en su proyecto para presumir al mundo porque la gastronomía mexicana, el folcklor, las tradiciones, la arquitectura y la cultura ancestral han sido denominadas como “patrimonio de la humanidad”.
Sophia con ojos brillantes, rostro animoso y esperanzador quiere mostrar lo que en verdad significa ser mexicano, desde sus raíces hasta como su ingenio y solidaridad le han llevado a forjar una nación moderna, esa que se levanta incluso ante grandes tragedias.
En su presentación como embajadora juvenil de México hablará hasta de las lenguas indígenas que ha cruzado fronteras y enriquecido al mundo con palabras como: chocolate, aguacate, coyote, cancha, que se usan cotidianamente en varios países, sin saber su origen.
La primera vez que ella fungió como representante de México ante el mundo fue en la Organización de Naciones Unidas – a inicios de año -, ahí habló ante embajadores de la situación de la mujer indígena y su propuesta para mejorarla. Ella rompió protocolos cuando preguntó a los varones su visión sobre ser mujer en su país. ¿Cómo te voy a decir cómo es la mujer si soy hombre?, le inquirió un diplomático. “Exacto, porque ustedes son los que gobiernan y hacen las leyes para mejorar la situación de las mujeres deben tenerlo claro”, replicó la jovencita.
Sophia está convencida que el mensaje contradictorio que se tiene de nuestro país en el extranjero, lamentablemente sale del mismo mexicano que se burla de sus gobiernos y se queja de su situación, en lugar de hablar bien de su país, valorar lo que tiene y pugnar por un futuro mejor. Cuando es temporada del Mundial de futbol, todos se ponen la camiseta, aman la bandera y corean orgullosos el nombre de México; pero cuando pasa el fervor se olvida la esencia patriótica y se guarda en el corazón, hasta que llega septiembre, en lugar de que sea el fuego que le encienda cada día, explica, segura de sí.
Para recorrer la veintena de ciudades Sophia necesita 17 mil dólares. Lleva siete meses convirtiéndose en multiusos para juntar la cantidad, prepara y vende galletas, pastelillos, jugos, rifas, playeras. Ya sólo le falta el 15 por ciento del dinero, pero su plazo vence este domingo. Con su labor ha entusiasmado a sus compañeros de escuela, maestros y sus amigos, quienes la apoyan y animan. Ella ha comenzado a pedir apoyo a través de sus redes sociales: @ablinkoflife https://donadora.mx/projects/a-blink-of-life.
¿Cree usted que podamos echarle una manita a nuestra embajadora juvenil? Finalmente, la empática misión de Sophia demuestra que los “Millenials” son la esperanza y el presente de México.
@adrianalunacruz