Estamos a tan solo dos semanas del domingo 1 de julio, donde la vida democrática y la forma de gobierno de nuestro país pueden cambiar sustancialmente.
Con nuestro voto para cualquiera de las distintas candidaturas a la Presidencia de la República, elegiremos también la posibilidad de que quien obtenga el triunfo determine construir un gobierno de coalición, pues derivado de la reforma político-electoral de 2014 esa figura se agregó a nuestro sistema constitucional.
En este momento de campañas electorales los nueve partidos nacionales decidieron postular candidatos coaligados, sin embargo la coalición electoral no significa forzosamente la existencia de un gobierno con esa característica.
Las candidaturas de coalición de acuerdo con la Ley General de Partidos Políticos, es un derecho que tienen los institutos políticos, actualmente las tres coaliciones que participan en el proceso electoral, son parciales, esto significa que no postulan la totalidad de las candidaturas. De las reglas para formar coaliciones, electoralmente les obliga a ser aprobadas en los órganos de dirección de cada partido y a presentar un programa y plataforma de gobierno.
Por otro lado, el artículo 89 de la Constitución Federal establece en la fracción XVII la facultad del Ejecutivo para que en cualquier momento pueda optar por un gobierno de coalición con uno o varios de los partidos que tengan representación en el Congreso de la Unión, regulado por un convenio y un programa, que deberá ser aprobado por la mayoría de los Senadores, así mismo determinará las causas de su posible disolución.
Esta figura, no necesariamente obliga al Ejecutivo a celebrar el convenio con aquellos partidos por los que fue postulado, esto es, los efectos del registro de una candidatura de coalición no se extienden a la forma de gobierno, pues esto será siempre una facultad que determine el Ejecutivo una vez electo.
Es de resaltar que quienes se postulan al cargo de Presidente de la República por candidaturas coaligadas en sus discursos no señalan de forma especifica que implementaran el Gobierno de Coalición, que al ser una figura de reciente creación no ha sido aplicada.
Las experiencias de los triunfos electorales en algunas entidades con candidaturas de coalición no se han traducido en gobiernos locales con esa característica, pues a pesar que se presenta un programa y plataforma de gobierno con las visiones de cada partido político, lo cierto es que sus ideologías tienen pocos puntos de encuentro.
Los actuales candidatos, como se dijo, solo hacen alusión a la coalición electoral, más no existe un planteamiento serio de que, quien sea que triunfe, implemente este tipo de gobierno.
Implementar esta figura y nueva forma de gobernar, requiere más que las buenas intenciones, ya que, la experiencia dicta que el poder no se comparte.
Con un gobierno de coalición el Ejecutivo estaría a expensas del Legislativo, particularmente el Senado, para la ratificación de prácticamente todo el gabinete, salvo los secretarios de la Defensa Nacional y Marina. Además de la ratificación que el Senado deberá hacer del nombramiento del secretario de Relaciones Exteriores y la Cámara de Diputados, a su vez del secretario de Hacienda.
La lógica de construir la coalición en un gobierno obedece a la necesidad de concretar mayorías para que los temas de importancia en el país transiten, sobre todo por las experiencias de gobiernos pasados, en los que la mayoría en las respectivas cámaras del Congreso de la Unión, no provenían de la misma fuerza política del Presidente y las reformas tuvieron que esperar a otra coyuntura política.
Ahora mismo, quien gane, no tendrá la certeza de contar con un congreso afín para construir lo que ha sido su oferta de campaña, pues el ir juntos en una campaña, no significa armonía al ejercer el cargo.
En los discursos, se percibe una casi nula manifestación de los candidatos a construir el gobierno de coalición, seguramente con la mirada de recelo de lo que implica cogobernar con otros. Por lo que considero que la coalición solo se quedará en el ámbito electoral, por ahora no se ve ánimo de que transite en el ejercicio del poder.
No debe de dejarse de lado que los impulsores de esta figura fueron en su momento un aspirante, que no llegó, a la candidatura a la presidencia del PRI y el PRD, seguramente desde el 2010 que lo propusieron vislumbraban un 2018 competitivo, con un electorado exigente y cansado de la oferta electoral de siempre.
Sandra Vivanco Morales. Twitter: @SandraVivanco13 Facebook: Sandra Vivanco Morales | Web: https://sandravivanco.wordpress.com