- El niño de oro, Hugoool, El Macho, una historia para recordar.
Un hombre que debutó como futbolista profesional, en 1976, con Pumas de la UNAM para regresar años después convertido en técnico y darle a la Universidad un bicampeonato, que ninguneado y con recelo sedujo a las aficiones y la prensa de dos de los principales equipos españoles, Atlético de Madrid y Real Madrid; encanto que se prolongó a toda Europa, que fue cinco veces el máximo goleador de la liga española, que anotó al primer toque, sin adornos, salvo obras maestras como la chilena al Logroñés, ese hombre es Hugo Sánchez, qué duda cabe.
Para algunos Hugo fue un “traidor”, por haber dejado al Atlético de Madrid y firmar con los merengues; presuntuoso, siempre envuelto en la polémica y para otros el rematador más sobresaliente de todos los tiempos. Su talento hizo que el mismo Josep Guardiola lo calificara como un “rematador extraordinario”.
Hace algún tiempo este reportero conversó con Hugoool luego de sus éxitos por el viejo continente, México y Estados Unidos.
–Después de más de 20 años de actividad profesional, ¿cómo resumirías tu carrera futbolística? En pocas palabras: felicidad, orgullo y satisfacción, responde enfático y locuaz.
–¿Bajo qué óptica has visto tu desarrollo? Bueno, imagínate que he ido a la escuela. Las fuerzas inferiores del Pumas sería la primaria, la Selección Olímpica la secundaria, el primer equipo de la UNAM la prepa, el Atlético de Madrid la facultad, el Real Madrid la maestría y lo que ha seguido el doctorado (sonríe).
Confiesa que cada una de las etapas de su carrera las ha valorado enormemente, porque le han servido para alcanzar las metas que se ha fijado. Nombrado mejor futbolista de América del Norte y América Central del siglo XX por la IFFHS, internacional por nuestro país en 75 ocasiones, admite, sin embargo, que en su vertiginosa trayectoria ha experimentado momentos difíciles.
–¿Cuáles han sido las grandes motivaciones que te han hecho un triunfador, pero que también te animan ante la adversidad? En primer lugar mi familia, de mi madre recibí el impulso hacia los estudios y la cultura; de mi padre y mis hermanos el gusto por el deporte. Así que desde pequeño me nació el deseo por ser el mejor en todo, recuerda “El Macho”, que no tiene nada de macho, con un tono que arrulla.
Quien fuera señalado por Florentino Pérez, Presidente del Real Madrid, de la siguiente Manera: “Tú eres parte de nuestra leyenda. Siente defendiendo nuestro escudo. Más de 280 partidos y más de 200 goles. Rematabas balones imposibles y representabas el espíritu indomable del Real Madrid”, explica que siempre tuvo en mente salir del país para ampliar sus horizontes.
Me propuse ser el mejor de mi calle, añade, luego de mi colonia, de la ciudad…y en esto del futbol uno logra reconocimiento cuando se prueba entre los mejores y los mejores se encuentran en Europa.
–¿Es la fama, el dinero, la técnica?, ¿Cuál es el mayor aporte que obtiene un futbolista cuando va a Europa? Desde luego es la técnica y la experiencia que se adquiere; la fama y el dinero es efímero. Yo también lo resumo en dos palabras: “querer ser”. Explica que cualquier jugador, si quiere, puede alcanzar lo que se proponga; siempre y cuando acepten sus limitaciones.
Y advierte: Por otro lado, mi estancia en Europa me ayudó a entender plenamente que la paciencia es fundamental para dar el paso importante.
Gracias, entre otras cosas, a la efectividad de Hugo Sánchez el Real Madrid sumó cinco Ligas consecutiva. Fueron los dominadores del futbol de España y en Europa alcanzaron dos semifinales de la máxima competición. Si en el apartado colectivo las cosas le fueron muy bien, lo mismo ocurrió en lo individual; Hugo consiguió cuatro trofeos “Pichichi” y el Botín de Oro con la camiseta blanca para sellar un período glorioso.
Este hombre que el 21 de abril de 1997 anotó su último gol como jugador profesional al portero del Pachuca, con la pierna derecha (Hugo es zurdo), y que además le sirvió para ubicarlo en el doceavo lugar dentro de la lista de los más goleadores de la historia; que alguna vez llamó a Antonio Carlos Santos “esclavo” y al técnico de la Selección Nacional Mexicana actual, Juan Carlos Osorio “…parece sacerdote dando un sermón”, de igual modo, tiene su lado humano.
–¿Qué cualidades debe reunir un individuo para que lo consideres amigo? Tengo muchos amigos. En todos sitios donde me he parado los he encontrado. Pero para que sea lo que llamo “amigo profundo” debe existir, sin más, la confianza. No niego que tener confianza en algo o en alguien es francamente difícil; sin embargo, se logra con el tiempo. En resumen: tengo muchos amigos, pero “amigos profundos” pocos.
El creador de la famosa “Huguiña”, o remate de chilena, habló de cómo emplea su tiempo libre y sus grandes satisfacciones. Del primero debo decir que lo reclama casi todo el futbol en sus distintas facetas y lo disfruto mucho. De igual manera, la música, la lectura y la convivencia con la familia son placeres que me gratifican sobremanera.
Reconocedor de la inteligencia femenina, reflexiona sobre el tema de la muerte: No me gustaría que me “pille” de improviso, por eso pienso y analizo cuidadosamente todo lo que hago y enfrento. Me gusta estar preparado para recibir aspectos positivos y negativos. Y, claro, estoy dispuesto para recibir a la muerte ¿no?
Por último, destaca que no le resultó difícil dejar el futbol como jugador activo. Alfonso Portugal, quien fue mi entrenador en fuerzas básicas, me preguntó lo qué iba a hacer en mi retiro y lo le contesté que tenía mi profesión de dentista; él dijo que con la experiencia adquirida en Europa y México debería pensar en transmitir a los jóvenes esa experiencia. A los 38 años, comencé a prepararme como entrenador.
Cut Domínguez. Periodista cultural. Ha dirigido espacios como la jefatura de Prensa de Difusión Cultural de la UNAM; coordinador de Prensa en la Ciudad de México del Festival Internacional Cervantino; Subdirector de Difusión del Polyforum Cultural Siqueiros; Jefe de Prensa de la Orquesta de Cámara de Bellas Artes. Asimismo, ha sido colaborador de diarios y revistas nacionales.