Jesús Daniel, Marco Francisco y Javier Salomón fueron asesinados, según la Fiscalía de Jalisco, por estar “en el lugar y en el momento equivocado”.
Ellos, tres estudiantes de cine, fueron “confundidos” por sicarios de un cartel que querían acabar con sus adversarios.
Quienes tienen el poder hoy en México, están a punto de decirnos que vivir aquí, en el México de 2018, es vivir en el lugar y en el momento equivocado.
Hemos vivido casi 12 años de violencia extrema. Desde los primeros días del gobierno de Calderón hasta hoy.
Enrique Peña Nieto, que en el debate presidencial de 2012 prometió paz, tranquilidad y seguridad a los mexicanos, no cumplió su promesa. Su administración es la más violenta de nuestra historia contemporánea.
La muerte de tres jóvenes en Jalisco, la desaparición de 43 estudiantes en Iguala, la continua agresión a mujeres y hombres no mayores de 30, se ha convertido en algo cotidiano.
La colusión entre la clase política y los criminales que co-gobiernan en México, tiene a más de 120 millones de personas rehenes de sus tropelías y salvajismo.
Si salimos a trabajar, a la escuela, a divertirnos en los días de descanso debemos tomar precauciones porque a la vuelta de la esquina nos acecha la muerte.
¿Por qué una joven debe cuidarse de ir a una fiesta y regresar en transporte público si lo único que desea es vivir a plenitud su juventud? Porque si no lo hace, la asaltan, la violan, la matan.
¿Por qué un joven debe tomar precauciones para realizar sus trabajos escolares? Porque puede ser confundido con un criminal, no sólo por los miembros del crimen organizado, sino también por la policía.
¿Por qué la fiscalía de Jalisco asegura que tres chicos estaban en el lugar y en el momento equivocados? ¿Sabía la autoridad que el domicilio en donde torturaron y asesinaron a estos tres mexicanos, era una “casa de seguridad”?
Entonces, ¿cuál es el lugar en donde estaremos seguros y a qué hora tenemos menos probabilidad de sufrir un asalto, una violación o un asesinato?
Los “argumentos” de la autoridad no convencen ni producen confianza entre los mexicanos. Tampoco, por desgracia, las “propuestas” de los candidatos a la Presidencia cuando nos hablan de seguridad.
Uno nos dice que quiere becarios y no sicarios. Los cuatro restantes no prometen más que la continuidad del derramamiento de sangre. Ninguno de los cinco nos convence.
Los gobernantes, desde le presidente Peña Nieto hasta el alcalde de su demarcación, son los que están en el lugar y el momento equivocado.
Ocupan un lugar en el que deberían garantizar nuestra seguridad. Vivimos momentos de extrema violencia por su complicidad con los delincuentes.
En unas semanas, los mexicanos estaremos en el lugar y el momento indicado. Cada uno de los casi 90 millones de mexicanos que vamos a votar estaremos al pie de la urna para decidir a quién le entregamos nuestra seguridad. Luego de eso, al que haya ganado, le tendremos que exigir cada día de su mandato que haga de México el lugar en el que no haya momento para la violencia, el crimen, la corrupción y la impunidad.