Como los adictos a las emociones efímeras, nos hemos convertido en una comunidad que inventa héroes con la misma facilidad que cava sus tumbas.
Y así pasa con las iniciativas de cambio. Primero las consideramos tabla de salvación y pronto las culpamos de aquello que buscábamos resolver.
Esa es la suerte que ha corrido la reforma educativa, avalada por PRI, PAN, PVEM, Nueva Alianza y parte del PRD.
Si bien nunca hubo unanimidad, las modificaciones contaron con mayoría calificada en el Congreso.
Ahora, en la disputa por la Presidencia, la cancelación de esa reforma se ha convertido en bandera de Andrés Manuel López Obrador.
José Antonio Meade defiende los cambios tanto como lo hace el gobierno y su coordinador de campaña, Aurelio Nuño, ex titular de la SEP.
En medio, el candidato del Frente, Ricardo Anaya, argumenta que la continuidad de la reforma resulta tan necesaria como la rectificación en su puesta en marcha.
El tema está marcando la elección. Porque el saldo nos pintará de cuerpo entero: somos políticamente depredadores. O capaces de enmendar el camino sin dinamitarlo.
Ivonne Melgar. Reportera todo terreno, va de la crónica de la vida comunitaria a la columna política. Militante en la defensa de las libertades democráticas, feminista, fanática del bolero y de los gatos. Cree que la maternidad debe ser una historia elegida y que la felicidad y el amor son una apuesta en construcción permanente.