La Procuraduría General de la República se convirtió en un instrumento desechable para el ataque político en el actual proceso electoral.
Luego de que presuntos lavadores de dinero declararan que el candidato de Por México al Frente había sido beneficiado por operaciones ilegales, la PGR se convirtió en el brazo de la presión legal en contra de los candidatos opositores al PRI-Gobierno.
En una conferencia de prensa, los señores “N” acusaron al señor Barreiro de instruirlos para realizar operaciones financieras para beneficiar a Ricardo Anaya.
La PRG, que los tienen como testigos del caso, permitió que sus testigos se le fueran en contra a un candidato en plena lucha electoral. Lo único que provocaron fue, al final, darle reflectores al adversario que el PRI tiene que desbancar, pero lo hicieron de le peor manera posible.
Anaya espero el momento oportuno para lanzar su contra ofensiva, se fue a parar a la PGR para pedir que, si luego de cinco meses de investigación en contra de “alguna persona” y tienen algo en contra de él, que lo digan y que actúen.
La PGR se limitó a invitar al candidato del PAN, PRD y MC a atestiguar sobre el caso Barreiro. Obvio, Anaya no aceptó. Dejó en manos de la procuraduría la responsabilidad de actuar. Ahora debemos preguntarnos ¿tiene algo la PGR que implique a Anaya en manejos turbios de dinero? Si es así, ya se está tardando en, cuando menos, citarlo ante el ministerio público. No tiene nada, sólo indicios que no son contundentes, el ridículo es mayúsculo.
Es más, ¿hay algo sólido contra Barreiro? Parece que la PGR estaba investigando algo turbio en Querétaro y se toparon con los señores “N”, que también tenían algo que ver con Barreiro y éste con Anaya. Quisieron tejer una telaraña que comunicara a sus implicados con una figura política y pensaron que podrían beneficiar al candidato del presidente y del PRI. Hasta hoy, la treta no salió.
La PGR dejó de tener credibilidad en su actuación en contra de delincuentes que pueden estar siendo postulados a los diversos cargos de elección popular que se decidirán en julio de este año.
La PGR demostró que ya no le sirve siquiera a quienes hacen uso de las facultades legales que tiene la institución, para tratar de intimidar a los opositores del régimen.
Si Anaya es culpable o no de los que los señores “N” y el PRI lo acusan, la PGR, en caso de actuar, se verá como el instrumento del gobierno para detener el avance de los adversarios, no como la instancia de procuración de justicia que debía ser. Le han dado puntos a Anaya.
La Letrina. Los Escuadrones de la Muerte de Veracruz surgen en el periodo del gobierno de Javier Duarte (2010-2016). Ahí falló el sistema al no detectar que uno de los orgullos del presidente Peña, como miembro del Nuevo PRI, estaba cometiendo no sólo robos en el erario, sino también llevaba a la entidad a niveles de violencia inimaginables. Ahí es donde la PGR debía actuar, no en la persecución y espionaje a los adversarios del régimen.