¿Qué pasa en la mente de un político cuándo debe redefinir su membresía partidista? Imagino que algunos tendrán ejercicios de evaluación de lo que hicieron en su primera opción política, sus logros personales y colectivos. Después, valorar el impacto en la ciudadanía, la militancia de su nueva filiación y en sus ex compañeros.
Por lo que nos han presentado los partidos políticos, son muchas las personas que debieron meditar muy bien su cambio de “bandera”.
Dos panistas que jugaron un papel crucial en el 2006, Germán Martínez y Gaby Cuevas, son hoy figuras en el Movimiento de Regeneración Nacional que encabeza su ex adversario Andrés Manuel López Obrador.
Fueron dos de sus principales críticos, y también, activistas para que el tabasqueño no llegara a la presidencia en el año en que se rompió la concordia entre los mexicanos.
¿Cómo los verán algunos de sus detractores como Martí Batres o Gerardo Fernández Noroña? ¿Cómo los van a tratar los morenos cuando vean a Cuevas y a Martínez en un templete junto a AMLO luego de que por años, los acusaron de “robarse” la presidencia para dársela a Felipe Calderón?
La adhesión de Elba Esther Gordillo agarró mal parados a los miembros de la administración federal. La nueva aliada de López Obrador, por medio de su yerno, su nieto y sus operadores, dio pie a que desde un juzgado impusieran el título de ser “un peligro para la estabilidad del país”. Elba ya había buscado a Andrés Manuel desde el 2006, pero en ese entonces, el movimiento en ciernes se reservaba el derecho de admisión. Hoy, los maestros que están descontentos con la reforma educativa y que ven que su ex dirigente fue traicionada por sus amigos en el poder, pueden ser la estructura que tanto le falto al candidato morenista en 2006 y 2012, la que se encarga de llevar voto a cada casilla que se instala en el país.
El Movimiento de Regeneración Nacional abrió sus puertas sin pedir siquiera el boleto de entrada. Tan es así que varios de los que serán candidatos a alcaldes, diputados federales y locales son militantes de otros partidos, incluido el PRI, pero que no van a trabajar para la causa lopezobradorista. Están infiltrados.
AMLO tiene nuevos aliados de mucho valor intelectual como Germán Martínez y otros que le ayudaran a llevar y cuidar votos como Elba. Pero también tiene, y muy cerca, aliados que ven en la lucha por el Proyecto Alternativo de Nación un botín. Las alianzas inconfesables de “operadores” de Andrés Manuel trabajan para sí y sus intereses. Son los que buscan poner candidatos a las primeras regidurías y a las pluris. Son los que, desde su pasado perredista, lucran vendiendo cargos a diestra y siniestra sin pudor alguno. Delfina Gómez tendría que ser hoy gobernadora y no candidata al Senado.
La Letrina. Otra vez, los “aliados” de Enrique Peña Nieto lo vuelven a dejar en mal. ¿Se acuerdan que en la tribuna de la ONU, el presidente Peña alertó a todas las naciones sobre el crecimiento de los populistas y el peligro que representaban para las naciones democráticas? Pues dos de las perversiones de la democracia fueron manifestadas por el presidente y el candidato del PRI: la demagogia y el populismo, además de la estrategia del miedo. Dijo Enrique Ochoa en entrevista con López Dóriga que la violencia en contra de políticos se incrementó desde que AMLO propuso amnistía para criminales si las víctimas aceptaban dar el perdón. Luego, investido como candidato, José Antonio Meade lanzó su Registro Nacional de Necesidades de cada Persona. Eso, dijo el candidato priísta, es “apoyo para que con él podamos cumplir sus sueños”.