De Ciudad Juárez a la Ciudad de México recorrió Javier Corral para exigir la entrega de casi 900 millones de pesos que la Secretaría de Hacienda le retuvo y para que la extradición de César Duarte se acelerara.
Si lo que dijeron el gobernador de Chihuahua y el secretario de Gobernación, Alfonso Navarrete Prida se hace realidad (la entrega del dinero y la extradición de Duarte) ganan todos.
¿Por qué? Primero, porque se le quita el poder inmenso que tuvo la Secretaria de Hacienda para premiar o castigar a los estados, más cuando había elecciones en cada entidad.
Luego, porque la Secretaría de Gobernación retoma su capacidad de interlocutor político con los gobernadores y los actores políticos.
Y finalmente, porque los gobernadores saben que tienen instrumentos para que la Federación no los ahogue.
Muchos han opinado que Corral vendió su causa al aceptar que uno de los implicados en el presunto desvío de recursos federales pase a ocupar una celda en un penal federal a cambio de los 900 millones de pesos. Creo que esa es una visión que sólo se puede aceptar si el gobierno de Enrique Peña Nieto no va a cumplir el pacto con Corral.
Lo que provocó Corral con su marcha fue darle una nueva oportunidad a federalismo de recomponer su ambigua relación entre el centro todopoderoso y la periferia limosnera de dádivas.
Pero, así como todos ganaron, perdieron algo en el trayecto de la Caravana: Corral bajó en la percepción de muchos de sus adeptos al ser criticado por los comentócratas cercanos al poder que lo acusan de haber vendido su causa por dinero. Pero el Gobierno Federal, que gana al destrabar el conflicto, pierde una vez más al mostrarse, paradójicamente, débil y manipulador.
Corral pude recuperar sus bonos si todo sale como se ha pactado.
La administración federal sumará, si no cumple, el señalamiento mentiroso y falto de palabra a las críticas de corrupción, impunidad e incapacidad de darle a México la paz que prometió en 2012.
La Letrina. En Morena hay quienes no aprendieron de la experiencia del caso de la diputada Eva Cadena. En el oriente del estado de México, algunas personas que suenan para ser candidatxs a cargos de elección popular ya andan vendiendo cargos y recibiendo dinero para las campañas. Y son los que están cercanos a Higinio Martínez (y sus tratos con el PRI gobierno estatal para reventar candidaturas que con las que Morena puede ganar) y con la venía y operación de Gabriel García y Rogelio Valdespino, del CEN de ese partido. Están a tiempo de rectificar. Se están brincando las trancas con eso de No mentir, No robar y No traicionar.