Lo primero que vimos en las redes sociales fue la imagen de un joven sometido en el suelo por un policía que usaba casco y uno más parado cerca viendo la escena.
Después, se difundió la ficha del Centro de Atención para Personas Extraviadas y Ausentes (CAPEA).
Cada retuit era un llamado de atención para colaborar en la búsqueda de Marco Antonio. Lo último que se sabía de él era que lo habían detenido policías en las inmediaciones del Metro El Rosario, que lo habían esposado y que se lo llevaron en una patrulla. Después, durante cinco días, nada.
Supimos que Marco Antonio es menor de edad. Esa circunstancia prendió focos rojos.
Los policías que detuvieron al muchacho aseguran, en las entrevistas que han dado, que no golpearon al joven y que respetaron sus derechos. Falso. Si los elementos de la Secretaría de Seguridad Pública hubieran respetado los derechos de un menor de edad, luego de ser detenido debía ser remitido a un juzgado y esperar a que sus padres fueran por él.
La autoridad uniformada violentó los derechos del joven. Primero porque dicen que les llamaron para reportar un robo. Luego porque tenía “algo” sospechoso en el abdomen. No tenían elementos siquiera para llamarle la atención, pero lo sometieron.
Dicen los “guardianes del orden” que a consecuencia del Nuevo Sistema Penal Acusatorio, debían dejarlo en libertad, pero, su minoría de edad lo hacía susceptible de ser resguardado por ellos.
¿Qué pasó después de que los policías capitalinos lo “dejaron ir”? Hay imágenes que no comprueban que lo liberaran. Hay una duda razonable: ¿Lo entregaron a alguien?
Los días que pasó Marco Antonio fuera de su casa, luego de la intervención de la policía en su contra, fueron el infierno. Cuando lo encontraron, era un muchacho en harapos, despojado de personalidad e indefenso. ¿Qué le hicieron?
Creo que los policías bajo el mando de Hiram Almeida y Miguel Ángel Mancera tienen mucho que decir. Son culpables del estado en que ese joven se encuentra. Su vida era normal hasta que se topó con ellos y su vida ya no será la misma gracias a esos policías.
El Jefe de Gobierno tiene que imponer medidas drásticas y ejemplares. Debe para el periplo de los uniformados por los medios de comunicación (a quién se le ocurrió semejante barbaridad) pues no son, ni serán, los héroes que defienden a la sociedad de los malhechores. Son responsables de romperle la vida a un joven, a un ser humano.
Deben pagar por lo que hicieron.