Francia, cuna de libertades y derechos humanos, es el primer país en abrir el debate en lo que se ha convertido una bola de fuego cada vez más grande: las noticias falsas difundidas en redes sociales. Ante periodistas de diversos medios franceses, el presidente Emmanuel Macron fue puntual: “No todas las voces valen lo mismo” y “ y ahora cualquiera pasa por periodista”.
Tachado de homosexual, acusado de tener cuentas en paraísos fiscales, Macron vivió en carne propia la andanada de las fake news (noticias falsas) en su contra durante la pasada campaña electoral que lo llevó al triunfo. Sin temblarle la voz, el mandatario dijo que en los próximos días dará a conocer una iniciativa de Ley contra las noticias falsas en periodos electorales. Quiere que los contenidos en Internet no tengan las mismas reglas durante esos periodos. Pretende que aumenten las obligaciones de transparencia. La idea es que se puede denunciar ante un juez ese tipo de noticias, para que se suspendan, se elimine la cuenta de un usuario que la propagó o incluso se bloquee un sitio web de donde surgió.
Dijo Macron que efectivamente la libertad de prensa, es la más alta expresión de la libertad, pero debe haber un límite. No es cualquier cosa lo que expuso. No faltarán las voces que argumenten atropellos a la libertad de expresión, que las redes son el único canal que da voz a los sin voz. Pero lo que está quedando claro es que el uso irresponsable está resultando dañino por las democracias -ejemplos reciente de las elecciones en Estado Unidos, Brexit, No al Acuerdo de Paz en Colombia- . Fue el propio Donald Trump el que acuñó el término de fake news, al referirse a notas difundidas en su contra y que él calificaba de falsas. De ahí post verdad y verdades alternativas.
A los propios periodistas Macron los invitó también a abrir el debate sobre cómo combatir las noticias falsas que generan una gran confusión. Y sí, quiénes trabajamos en los ahora llamados “medios tradicionales” tenemos la oportunidad tal vez de oro para hacer que el periodismo retome sus orígenes: informar con verdad, investigar y transmitir. Sería una buena forma de combatir las noticias falsas y no entrarle muchas veces al juego.
Confusión, división, zozobra son algunas de las emociones que generan la cantidad de noticias falsas que se difunden por todos lados en Internet. Las redes sociales llegaron para quedarse. Tienen su lado muy positivo, pero también esa cara negra cuando son usadas por las legiones de las que habló Eco… Ojalá que Macron haya dado el primer paso para que en otros países se pudiera legislar al respecto o por lo menos abrir el debate. Las libertades sí, tienen sus límites.