“En la puerta del sol como el año que fue, otra vez el champagne y las uvas y el alquitrán, de alfombra están”. – canción ‘Un año más’ de Mecano.
Dice esta canción (Un año más) de Mecano que me encanta y que cada año me da la razón, alguna vez escuché que mientras más viejo te vas volviendo, más rápido pasan los años y debe ser cierto, apenas siento que me estoy recuperando de la cuesta de enero y aquí estoy nuevamente cerca del día en que tendré que hacer un balance sobre todo lo acontecido en el año, lo que me pasó y lo que nos pasó, no sé los demás, pero yo siento que este año sucedió con mucha dificultad.
Lo escucho en todos lados, un año verdaderamente difícil, lo supimos desde el principio, no solo dimos el banderazo con el temido aumento a la gasolina, que llevó como consecuencia el incremento en el transporte público y la canasta básica, precios nunca antes vistos, irrisorios, que parecían una broma en los productos de consumo diario, una sociedad violada en sus derechos y garantías básicas, una sociedad ignorada por las autoridades, un año en el que exigimos justicia, equidad, seguridad y no obtuvimos más que espaldas de políticos más preocupados por sus futuros puestos que por sus compromisos de campaña.
Año de huracanes, eclipses y terremotos, los habitantes de esta ciudad y de los estados de Chiapas y Oaxaca vivimos en carne propia días que sin duda cambiaron el rumbo de nuestras vidas, nadie nos lo cuenta, fue un año complicado en todos los aspectos, económico, social y la política que nos dio una tras otra cachetada y sin derecho de réplica.
Dicen los que saben, que la adversidad hace a las personas mucho más creativas y resilientes, aunque pudiéramos decir que no pedimos estas rudas lecciones, es cierto que los acontecimientos de este año nos enseñaron una cara solidaria y compasiva de la sociedad, nos mostraron nuestra capacidad de empatizar y de apoyarnos unos a otros, nos dio la oportunidad de hacer una verdadera introspección para encontrar la fuerza y el talento que nos ayudara a salir adelante, nos enseñó de qué estamos hechos y quiénes son nuestros cómplices en el camino, con quien sí contamos y hasta donde somos capaces de resistir.
No me queda ninguna duda de lo que no te destruye te fortalece y este año merece un profundo ejercicio de análisis, una verdadera evaluación de lo bueno y lo malo, de las lecciones, las perdidas y las consecuencias, las facturas de nuestros errores y las recompensas a nuestro esfuerzo.
Cerramos con destapes electorales, que nos van dando una probadita de lo que viene el próximo año, si creíamos que habíamos visto todo, lo anterior no fue nada, ahora enemigos son amigos, adversarios de toda la vida levantan sus manos tratando de convencernos de que quieren lo mejor para nosotros, no sé si estemos perdiendo ya la capacidad de asombro o más bien por salud mental preferimos dar el beneficio de la duda, yo por si las dudas me dedico a lo mío, me enfoco en salir cada día adelante y no perder la actitud positiva ni el gusto por vivir.
Muchos no llegaron a la meta, los que seguimos aquí llegaremos raspados pero completos, con confianza renovada y con obstáculos librados y compromisos nuevos.
Que el 2018 nos encuentre enteros, listos para dar la batalla, lúcidos y objetivos, con los ojos bien abiertos para apreciar la belleza, con los sentidos alertas y preparados para que lo que venga y como venga nos encuentre decididos a salvar lo mejor de cada situación, somos mucho más fuertes que las adversidades y este como los demás años contará por los buenos momentos, los momentos que nos dejan sin aliento, que nos hicieron sentir agradecidos y merecedores de un México más justo, equitativo e incluyente.
Que sea un año de letras… y ¿por qué no de goles? Que podamos sobrellevar las elecciones sin perder la salud mental por los corajes, que de verdad el compromiso de no saturar la ciudad de basura electoral se cumpla y que quien gane las elecciones sea consciente de la grandeza de nuestro pueblo y de lo merecedores que somos de un gobierno justo.
Que podamos librar nuestros prejuicios y dejemos de vernos como diferentes o extraños, que las noches nos encuentren reconciliados y en paz con nosotros mismos.
Les mando un saludo afectuoso y mi profundo agradecimiento por haberme apoyado este año en este medio y darme la oportunidad de externar mis vicisitudes y dilemas, muchas gracias. Feliz Navidad y Año Nuevo.
Bárbara Lejtik. Licenciada en Ciencias de la Comunicación, queretana naturalizada en Coyoacán. Me gusta expresar mis puntos de vista desde mi posición como mujer, empresaria, madre y ciudadana de a pie. @barlejtik