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«CUARTO PISO»: Malquerencia en el Frente

Muy sonrientes, con los brazos en alto, entrelazados y felices, vimos ese martes 5 de septiembre, a los tres alegres camaradas.

Era inevitable que aquella sonrisa permaneciera. Muy pronto se fue desdibujando.

Cuando Ricardo Anaya del PAN, Alejandra Barrales del PRD y Dante Delgado de Movimiento Ciudadano, celebraban el registro del Frente Ciudadano por México, ante el Instituto Nacional Electoral, jamás imaginaron lo complicado que sería designar a sus candidatos.

En ese momento el arreglo parecía que había sido sencillo, el PAN, la presidencia, el PRD el gobierno de la Ciudad de México y Movimiento Ciudadano, no perder el registro y una posiciones en el Congreso.

Pero, el Frente anda agonizante, aunque Ricardo Anaya insista en que “está más fuerte y vivo que nunca” ni él se lo cree.

El otrora niño Maravilla alardea que en el Frente todos están convencidos de que primero está el país, después los partidos y hasta el final los proyectos personales por legítimos que sean. Una vez más ni él se lo cree.

La muerte natural del Frente cada vez está más cerca. El 14 de diciembre es la fecha mortal para registrar el convenio de coalición del Frente Ciudadano por México. Y mortal porque, los problemas del debilitado y manoseado Frente aumentan y no hay certidumbre.

El tiempo les gana porque no se han puesto de acuerdo en el proceso de selección del candidato presidencial, ni tampoco en el de la Ciudad de México ni en la repartición de candidaturas al Senado y a la Cámara de Diputados.

El espaldarazo de todas las huestes del PRD para cerrar filas con Miguel Ángel Mancera descontroló la casi amarrada candidatura de Ricardo Anaya y mostró los desencuentros que hay al interior del Frente.

Echado para adelante, el Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, aseguró que está listo para ir a una elección abierta contra Ricardo Anaya. Que, de no ser así, adiós al Frente y él sería candidato del PRD. Algo saben, algo pasó o algo traman, que diversas corrientes perredistas le manifestaron su apoyo y se lo refrendaron en una de las mal llamadas fotos de unidad o de la conveniencia.

Juzgue usted la foto, arroparon a Mancera: Alejandra Barrales, Jesús Zambrano, Héctor Serrano, Jesús Ortega, Silvano Aureoles, Graco Ramírez, Beatriz Mojica, Héctor Bautista y Guadalupe Acosta Naranjo, prácticamente todas las tribus del PRD.

En los próximos días veremos el desenlace. Tienen la fuerza real para dejar el Frente o están vendiendo más caro su amor a la repartición de candidaturas, porque a Ricardo Anaya dudo que lo bajen de ese pedestal en el que se subió desde hace mucho tiempo.

La falta de acuerdos es evidente. Anaya no quiere un proceso abierto, Mancera no quiere un dedazo. Además, le reclama lo mismo que siempre le reclamó Margarita Zavala, su doble camiseta. Como si Miguel no estuviera en una situación similar.

Más envalentonado que Mancera está Dante Delgado. Hizo público algo que todos sabíamos: la presidencia para el PAN y la Ciudad de México para el PRD. Lo que obviamente no dijo, es que la condición de MC es mantener el registro de su partido y algunas diputaciones y senadurías.

Cómo estarán las cosas que dio un ultimátum de 72 horas para que PAN y PRD se pongan de acuerdo, sino tomará decisiones.

Ese Frente es un mal necesario para los tres partidos. Ninguno podría solo y por eso se necesitan. Unos (PAN y PRD) tienen más que perder que otros (MC). En política y en otros ámbitos de la vida, hasta para ganar hay que saber perder.

México necesita un verdadero gobierno de coalición, donde ni los intereses partidistas ni los proyectos personales, estén por encima de proyectos nacionales para enfrentar la corrupción, la impunidad, la inseguridad, la pobreza, la salud y sobre todo la calidad de vida de los mexicanos.

Si ese Frankenstein de Frente sobrevive, será un club de tres partidos. Porque está muy claro que no será ni ciudadano ni muchos menos por México.

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