20 meses de dolor.
La última vez que su familia vio con vida a Edith Marlen Álvarez Pérez fue la mañana del domingo 20 de marzo de 2016. Le dio un abrazo y un beso a todos sus hermanos, recibió la bendición de su madre y le pidió a Gabriel, su hijo de seis años, que se portara bien.
Debido a que no llegó a su casa y no respondía el celular, Brenda y Agustín, dos de sus hermanos, comenzaron la búsqueda. Luego de horas desesperadas de recorridos en hospitales, acudieron al Centro de Atención a Personas Extraviadas y Ausentes (CAPEA) en la colonia Doctores.
Ahí les mostraron las fotografías del cadáver de una mujer de entre 25 y 30 años que habían encontrado durante la madrugada en un terreno baldío de la delegación Iztapalapa. Presentaba signos de estrangulamiento. Con profundo dolor comprobaron que era Marlen.
De inmediato sospecharon de Marco Antonio Zarco Alba, quien había sido su pareja por alrededor de siete años y con quien había procreado al pequeño Gabriel. Apenas unas semanas antes, la joven madre había decidido terminar con esa relación ya que era víctima de violencia física y psicológica.
Tras identificar el cadáver, Brenda habló por teléfono con Marco Antonio en al menos dos ocasiones el mismo día del hallazgo. Él le dijo que se encontraba en Querétaro, que había ido a trabajar y que no sabía nada de Marlen. Decidieron no decirle que la habían localizado para no ponerlo en alerta.
Las primeras investigaciones las tuvo que hacer la familia con sus propios recursos porque el Ministerio Público se limitó a tomarles la declaración y a recomendarles no hablar más del sujeto para no ponerlo sobre aviso de que ya se había iniciado una investigación por el asesinato. Y que era sospechoso.
En la reconstrucción de los hechos, descubrieron que la noche del domingo 20 de marzo la joven salió de su empleo como normalmente lo hacía. Un compañero la encaminó a la estación del Metro Etiopía. Llegó hasta la estación Periférico Oriente de la Línea 12 y de ahí caminó a su casa.
Un par de vecinos de la calle Durango, donde vivía, dijeron que la vieron llegar alrededor de las 23:30 horas; que un auto color gris de modelo reciente -no pudieron especificar la marca-, se encontraba estacionado a unos metros de la casa y desde dentro, un hombre le llamó para que se acercara.
Los testigos refieren que Marlen se acercó al coche; entró al inmueble y minutos después salió y se subió al vehículo. Los vecinos declararon ante el MP que alcanzaron a distinguir que la joven discutía con el conductor, a quien identificaron físicamente. Aseguraron que era Marco Antonio. El coche arrancó violentamente, momentos después.
Dos hermanos de Zarco Alba (el presunto asesino) acudieron a los rosarios. Les dieron la versión de que había sido asaltada y la había matado accidentalmente. No les preguntaron por el paradero de Marco Antonio porque confiaban que la Policía de Investigación haría su trabajo. No fue así.
Pese a que ofrecieron al MP el número de todas las cámaras del C5 que se encontraban en la ruta del trabajo a su casa, los videos no están en la carpeta de investigación FIZP/IZP-10/T2/235/16-03.
De hecho, el Ministerio Público tardó al menos un mes en enviar la averiguación a la Fiscalía de Homicidios. Ahí les informaron que dos peritajes, uno de ADN, apuntaban a Marco Antonio Zarco como el probable responsable. El otro peritaje era de geolocalización de los teléfonos celulares del sujeto y de Marlen. En él se establece que ambos se encontraban en el mismo punto la noche que ocurrió el asesinato.
Han pasado 20 meses y la Fiscalía de Homicidios no ha podido integrar completa la carpeta de investigación para consignarla al juez. Esto permitiría que se gire la orden de aprehensión. Hace poco, a mediados de octubre, vieron a Marco por la colonia, como si nada hubiera ocurrido.
A la par de la búsqueda de justicia, iniciaron un proceso para obtener la patria potestad del menor, actualmente de ocho años, huérfano de madre… y de padre, pues durante todo este tiempo no se ha acercado para siquiera saber cómo está.
La familia se niega a que el caso se convierta en un número más de la larga lista de feminicidios. Ha obtenido el compromiso de la autoridad de que este mes judicializará el caso para que se libre la orden de aprehensión. Y aunque el tiempo sigue corriendo, no pierden la esperanza de que se haga justicia.
Han sido 20 meses de un dolor profundo producto de la pérdida y acrecentado por la indiferencia de la autoridad. Un dolor que solo acabará hasta saber que el responsable del asesinato de Marlen no volverá a cometer otro crimen.
Por todo eso, me sumo a la exigencia de #JusticiaParaMarlen.