El reportero está a merced de sus enemigos.
Ahí estaba él, de rodillas, vendado de los ojos, con una cinta en la boca, maniatado. El verdugo tirando golpes, gritando, exigiendo: nombres, nombres. Mientras, otro sujeto videograba el momento de la tortura. Durante la exigencia de identidades, para permitir que hablara, le arrancaban de un jalón la cinta, llevándose cada vez, algunos pedazos de carne de los labios.
No, la víctima no es un delincuente, se trata de un periodista. Los sujetos quieren conocer los nombres de otros reporteros que supuestamente trabajan para el grupo delictivo contrario, asegurando que eso revelan sus notas informativas en sus respectivos medios de comunicación. Al final, cuando el periodista balbucea unos nombres, lo matan.
A las mujeres víctimas, no les va diferente, ellas son abusadas sexualmente, torturadas, antes de asesinarlas; narra con el rostro desencajado, el presidente del Colegio Nacional de Licenciados en Periodismo (Conalipe), Teodoro Rentería Arróyave.
No cesa de engordar la lista de reporteros, editores, fotógrafos, camarógrafos, directores de medios que son muertos o amenazados por los delincuentes, pero gravemente también por funcionarios públicos que ven amenazados sus intereses por una labor informativa.
La Fiscalía Especializada en Delitos contra la Libertad de Expresión en la PGR, encabezada por Jorge Sánchez Pérez del Pozo, investiga hasta el momento más de 300 carpetas en el país: las historias terroríficas y los motivos variados.
Durante dos horas, el funcionario federal estuvo escuchando las historias, los cuestionamientos, las quejas y demandas de un grupo de más de 200 periodistas de todo el país que participaron en Guadalajara en el XV Congreso Nacional de la Federación de Asociaciones de Periodistas Mexicanos (Fapermex), con la anfitrionía del Club de Periodistas de Jalisco.
Desde Chiapas y Veracruz, hasta Tamaulipas, Ciudad Juárez y Tijuana, pasando por Guerrero, Colima y Sinaloa, había distintos casos pero con características recurrentes: reporteros apasionados por su profesión, su labor de informar. Entre los asistentes había periodistas que habían perdido incluso hermanos, padres, amigos, compañeros, su delito: informar.
¿Por qué seguir reporteando? Le pregunté a un colega que sufrió la pérdida de su hermano, quien cubría la fuente policiaca, cuando me explicó cómo lo secuestraron desde las mismas instalaciones de Seguridad Pública donde había ido a reportear: “Es la vocación, el cariño por informar. No podemos correr cuando se presentan situaciones difíciles”, me respondió convencido. Posteriormente me explicó que en su familia, hay tres generaciones de periodistas.
Los reporteros se enfrentan a varios enemigos recurrentes: los agresores, las amenazas y la impunidad. Pero también a irrisorios sueldos que no corresponden al riesgo de su labor, a la ausencia de prestaciones sociales, a nula atención médica y contratos abusivos. ¡Eso también es violencia!
La Fiscalía Especializada para defender a periodistas y a la libertad de expresión se ha dado cuenta que la investigación de cada caso, debe tratarse de forma individual pero también de acuerdo a las características de la región, de la actividad delincuencial que reine en la zona, del contexto económico y cultural, porque todo influye en la labor del profesional de la noticia.
A veces, los casos se resuelven pronto, especialmente cuando son amenazas. Sin embargo, con frecuencia pasan las semanas, los meses y hasta los años sin que aparezca la justicia.
En México, el reportero está a merced de sus enemigos. La libertad de expresión, en peligro. En la misma reunión, el fiscal especial de Jalisco que investiga casos de violaciones a los Derechos Humanos, Dante Haro, dio la clave para cambiar la situación: tener un gremio fuerte y unido. Protegerse entre compañeros. Prevenir. No arriesgarse.
Pareciera lógico, pero un verdadero periodista, inconscientemente pone en riesgo su vida por una noticia. Sólo con los ríos de sangre se ha dado cuenta que debe tomar precauciones al desempeñar su trabajo. Pero todavía le falta dejar atrás la soberbia, la apatía, el escepticismo; asimilar que la unión gremial es básica para sobrevivir en el país, que irónicamente en tiempo de paz, es el más peligroso para ejercer el periodismo.
Adriana Luna. Periodista multimedia con 25 años de ejercicio profesional. Secretaria de Acción Femenil en el Sindicato Industrial de Trabajadores y Artistas de Televisión y Radio, Similares y Conexos de la República Mexicana, (SITATYR) sección Guadalajara. Secretaria General del Club de Periodistas de Jalisco. Curiosa en todo, experta en nada. Mujer antagónica en sí misma, con el corazón parecido a la Madre Teresa y con un genio como el de Margaret Thatcher. @adrianalunacruz