«EL RING DE LOS DEBATES»: Infanticidios y maltrato a menores - Mujer es Más -

«EL RING DE LOS DEBATES»: Infanticidios y maltrato a menores

México está matando a su presente.

Decir que las niñas y niños son el futuro del país es un error. La educación, principios y valores que les inculquemos hoy, determinan su comportamiento actual y dibujan el tipo de sociedad que somos.

De la misma forma, los maltratos, insultos y la violencia que ejerzamos en su contra, los reproducirán en la escuela, con sus amigos y en su entorno. De ahí una de las razones por las que México es violento.

El pasado martes 14 de noviembre se informó que Rubén “N”, el padrastro de Owen, el pequeño de 5 años que fue golpeado y quemado con cigarros encendidos en diversas partes de su cuerpo, finalmente fue sentenciado a 9 años de prisión.

En total permanecerá tras las rejas 12 años ya que previamente había sido condenado a 3 años y 4 meses por actos libidinosos cometidos contra el menor.

En junio de 2014, el sujeto fue detenido en el municipio de Tequixquiac, en el Estado de México, por los maltratos a los que sometió al hijo de su pareja sentimental. La madre también fue detenida y procesada por no impedir las lesiones; sin embargo, un juez conmutó la sentencia por una garantía económica, por lo que salió libre.

El caso de Owen fue emblemático pues provocó que se modificara el Código Penal para incluir dentro del tipo penal de “violencia intrafamiliar” no sólo a los padres directos o a sus parejas sentimentales, sino a todas las personas que estuvieran en su núcleo familiar.

Esa violencia contra  niñas, niños y adolescentes en México ha encendido los “focos rojos” a nivel mundial. Un informe reciente de la Unicef reveló que 10 países del mundo concentran el mayor número de muertes de menores de entre 14 y 17 años. México ocupa el quinto lugar de esa lista.

El reporte Hidden in Plain Sight: A Statistical Analysis of Violence Against Children muestra que la tasa de homicidios de niñas, niños y adolescentes en México es equiparable a las que tienen Myanmar, Botsuana, Mozambique y Togo.

Esos datos del organismo internacional coinciden con las estadísticas de mortalidad del INEGI que registró el asesinato de 10 mil 876 menores entre 2004 y 2013; de ellos, la mitad eran hombres de entre 15 y 17 años, y otro diez por ciento eran mujeres en esa misma edad.

Así, mientras la tasa de homicidios de niñas y adolescentes en este rango de edad pasó de 1.9 a 3.1 por cada 100 mil habitantes en dicho periodo, la de los hombres se incrementó de 9.9 a 26.5 por cada 100 mil habitantes. De hecho, la Organización Mundial de la Salud calificó a este incremento como “una epidemia”.

El mismo informe detalla que siete de cada 10 homicidios de adolescentes de entre 15 y 17 años se cometieron con arma de fuego y que son atribuibles a las actividades de grupos delictivos organizados, la presencia de pandillas calleras y la accesibilidad que se tiene a las armas de fuego.

En el caso de las mujeres adolescentes, sus muertes no sólo se relacionan con la actividad de grupos de narcotraficantes, sino también con otros delitos como la violencia de género y la trata de personas.

La ONG Internacional Save the Children en su Informe Las y los Adolescentes que México ha olvidado, sostiene que el 8 por ciento de los homicidios que se cometen en el país tienen como víctimas a los menores de 15 a 19 años.

El promedio anual de muertes por homicidio en adolescentes durante el periodo 2001-2015 va en aumento y es alarmante pues entre 2001 y 2006, se registraron 871 casos. En el sexenio de Felipe Calderón la cifra se elevó a mil 743 y en los tres primeros años del gobierno de Enrique Peña Nieto el promedio anual fue de mil 407 casos.

Esto significa que, aproximadamente, la mitad de los homicidios ocurridos en el periodo 2008-2015 tuvieron lugar en el contexto de la llamada “guerra contra el narcotráfico”, ya sea por la acción de las autoridades en contra de supuestos grupos delictivos o por enfrentamientos entre presuntos integrantes. Por si fuera poco, la mayoría de los homicidios cometidos no han sido investigados y permanecen impunes.

Tal es el retrato de un presente. Un presente nada prometedor en el que nuestra niñez está sometida a la violencia producto de nuestra descomposición social. Y así, poco a poco, México está matando a su presente. ¿Será que ya nos demos cuenta y empecemos a hacer algo?

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