“Hace 32 años sabíamos que iba a haber otro sismo”.
Antes de comenzar a platicar de lo que vivió durante el sismo del 19 de septiembre pasado, Pola Moffitt aguarda unos minutos para contener las lágrimas que estaba por soltar. Una vez reprimido el sentimiento, inicia a describir su vivencia con una anécdota:
“Hace 32 años sabíamos que iba a haber otro sismo… me empecé a preparar. Son 32 años de trabajo para unos breves instantes de vida”.
“Tengo un amigo que estuvo apoyando en el sismo de 1985. Me dijo en ese tiempo lo siguiente: Lo que hice, ya lo hice por México, punto. Pasaron 32 años para que él me volviera a buscar y preguntarme ¿adónde vamos a trabajar? Resulta que los Topos que estuvieron inactivos regresaron a trabajar, decidieron participar nuevamente”, relata la mujer topo.
Pola se encontraba en el Museo Memoria y Tolerancia cuando empezó el sismo. Ahí inició su ayuda. Dirigió a las personas para que evacuaran la zona de peligro y resguardarlas. Expresa que la idea no fue reaccionar sino actuar como una persona preparada y profesional.
Álvaro Obregón 286
Cuando Pola llegó a la zona del desastre, se subió a los escombros de inmediato para rescatar a las personas que se encontraban atrapadas; fueron cinco las que puso a salvo. Asegura que Topos México Adrenalina Estrella A. C., a la que ella pertenece, rescató a 11 sobrevivientes en total.
Nos explica que en los desastres siempre existen lugares emblemáticos, pueden existir varios, donde la ayuda se concentra. El lugar emblemático en este sismo fue Álvaro Obregón 286, con: mayor número de sobrevivientes y mayor número de muertos.
Fue ahí donde Pola Moffit, especialista en estructuradas colapsadas, estuvo casi un mes trabajando en las labores de rescate.
Clasificando voluntarios
Pola explica que hay dos tipos de voluntarios. El primero es la sociedad civil organizada, que son asociaciones, fundaciones, ONGs, mismos que están contemplados en un contexto de marco jurídico.
Por otro lado, está la sociedad civil espontánea, la que no sabe nada, la que no tiene un perfil determinado y es la que se volcó en las calles a ayudar, y esas personas –asegura—son las que se van a quedar con una “espinita, con un detallito”.
Asimismo, expresa que hubo una diferencia entre el sismo de 1985 y el actual respecto a la respuesta del gobierno. En el primero, el gobierno Federal creó un reconocimiento que se llama: Reconocimiento Nacional 19 de septiembre, con tres categorías: Heroísmo a la juventud, Valor heroico y Solidaridad.
“Ahora el gobierno solo ha puesto sus spots de voz para agradecer a los voluntarios lo que han hecho, pero eso no es suficiente, porque como ser humano necesitamos dejar huella y en donde primero dejo huella es en mi familia; donde voy a fomentar los valores es en mi familia; ¡cómo mis nietos van a saber qué hice, si no hay algo que me lo respalde! Necesitamos, como sociedad, trascender. Por eso Topos Adrenalina reconoce a los voluntarios a través de una constancia, para que el día de mañana con esa parte interna trabajada, con esa parte documentada, puedan aportar, primero impactando dentro de la familia y después lo van a expandir a la sociedad civil”, relata Moffitt.
Preguntas fundamentales
¿En 32 años habrá otro sismo?
Probablemente. Existe un ciclo de los desastres. Sabemos que vivimos en una ciudad sísmica, en un país que tiene atravesada una parte del Pacífico por el Cinturón de Fuego y que son inevitables los sismos. Los científicos dicen que puede existir un sismo de igual o mayor magnitud proveniente de la costa de Guerrero. Hay que seguirse preparando.
¿Cuántos muertos hubo en Álvaro Obregón?
La burocracia no dejó participar mucho a Topos Adrenalina en general. Hay un juego político, donde el ERUM tenía metas políticas. No voy justificar la pérdida de tiempo ni las malas decisiones, entiendo que son seres humanos que están asalariados. Cuando solo tienes la teoría y llegas a la práctica, seguro cometes algunos errores. Lo malo que esos errores costaron vidas.
¿De qué manera colaboró la sociedad espontánea?
Ayudó en la logística de todos los topos, ayudó moralmente el sentir de la ciudad, porque la ciudad está rota, tu ciudad está lastimada y las tienes que curar.
¿Cómo se va a curar la ciudad después del sismo?
A través del trabajo del voluntariado, a través del rescate de los valores, a través del reconocimiento, que es algo que el gobierno no quiere hacer. Pero es momento para que la sociedad se fortalezca y sepa que no necesita del reconocimiento de ningún gobierno, necesita el reconocimiento propio, empoderarse para hacer bien las cosas.
¿Estamos preparados para otro sismo?
La población está un poco más preparada, porque a las primeras horas del sismo ya había gente trabajando con chalecos, cascos, guantes, a diferencia del 85 que salían sin nada. La tecnología ayudó definitivamente, pero requiere del recurso humano.
¿Son funcionales los simulacros?
Durante el simulacro, las personas jugaban. A Japón le tomó como 80 años prepararse para ser uno de los mejores países en materia de sismos. Nosotros solo llevamos 32.
Finalmente, Pola confiesa un deseo. Que sus nietos se sientan orgullosos de “ésta actividad” de su abuela: “Espero que el ejemplo arrastre”.