En el México violento, es vital la resiliencia.
De pronto, en medio de la multitud, estaban dos mujeres vestidas con sus trajes wixárikas. Ellas sonreían y cantaban, sus ojos brillaban. ¡Era extraño verlas tan felices y emocionadas! Por lo regular, en México estas mujeres parecieran invisibles para la mayoría de la gente. Y cuando se les mira, ellas son reservadas, tímidas, hasta hurañas. Pero esa noche, Susana y Mercedes disfrutaban junto con miles de asistentes, un concierto de su banda favorita: Los Cuisillos. Ellas habían llegado desde los límites de Jalisco y Nayarit sólo para ver a esos varones vestidos con trajes de apaches, plumas y rostros pintados.
Los músicos de la banda, por cierto, estaban pasando un momento difícil, era su primera presentación en casa, tras el homicidio de uno de sus vocalistas. Ellas sentían su tristeza, pero al mismo tiempo captaban un mensaje claro: sin importar el dolor de la tragedia que se sufra o la injusticia, hay que seguir adelante. Cantar, ayuda a superar el dolor y continuar con la vida.
El terreno en común, más que evidente, ellas han padecido por años: el dolor, el olvido, la discriminación, la pobreza, el peligro, los abusos en su propia tierra. Pero han aprendido a superar obstáculos contra viento y marea, han logrado seguir viviendo.
El liderazgo de los artistas en el mundo grupero es sorprendente, mueven grandes masas y sus mensajes tienen más penetración que cualquier campaña publicitaria o de política-electoral.
Esa noche, el mensaje que envió Cuisillos cobró significado: en el México violento, es vital la resiliencia. No dejarse vencer por la tristeza, el rencor o la injusticia, al contrario, hay que cumplir con las responsabilidades como individuo, priorizar el trabajo, y ser mexicano optimista sin importar que reinen la corrupción e impunidad. Los Cuisillos se comprometieron a seguir llevando en sus hombros, la responsabilidad de alegrar el corazón de muchos mexicanos que también sufren.
Estos músicos tienen un gran poder de penetración en la sociedad, que aún no ha sido explorado, llegan a millones de personas, sean de alto poder adquisitivo, clase media o escasos recursos económicos.
En anteriores procesos electorales, los políticos han aprovechado la popularidad de los artistas (gruperos o no), pero se han visto miopes: los han aprovechado solo para tener canciones pegajosas durante sus campañas proselitistas. Su visión es limitada, no han comprendido la profunda penetración que tienen estas bandas en el corazón de la gente y su poder para mover masas.
Cuisillos lanzó otro mensaje al umbral del 2018: se debe exigir a las autoridades, efectiva seguridad. Aunque da coraje hablar de políticos, instó a cada fan a cumplir responsablemente con su deber ciudadano, fijándose en quién van a votar.
Los músicos, especialmente los de la onda grupera, han sufrido golpes duros y hasta mortales por parte de los delincuentes. Los ladronzuelos, mínimo les roban sus pertenencias, los organizados les cobran derecho de piso para que puedan presentarse en pueblitos y les cobran caro no complacer a sus líderes con canciones, o hasta por enamorar a quien no deben.
Quizás la mayoría de artistas no sucumban a la tentación de entrar a la política, pero sin duda, su persuasión masiva no ha sido aprovechada. El mundo grupero tiene potencial, aún no explorado por gobernantes y políticos.
Adriana Luna. Periodista multimedia con 25 años de ejercicio profesional. Secretaria de Acción Femenil en el Sindicato Industrial de Trabajadores y Artistas de Televisión y Radio, Similares y Conexos de la República Mexicana, (SITATYR) sección Guadalajara. Secretaria General del Club de Periodistas de Jalisco. Curiosa en todo, experta en nada. Mujer antagónica en sí misma, con el corazón parecido a la Madre Teresa y con un genio como el de Margaret Thatcher. adriana@notiemp.com