El acoso sexual es un problema que se puede sufrir en todos partes.
No sé sí es mi impresión. Al menos no he visto en redes sociales ni en medios tradicionales que la campaña mundial #MeToo para denunciar el acoso sexual esté cobrando fuerza en México. El mundo del entretenimiento se ha visto sacudido por las decenas de acusaciones contra el productor de Hollywood Harvey Weinstein, quién por décadas -consiente de su poder de fabricar estrellas- manoseó, ultrajó y violó a jóvenes que buscaban un lugar en la pantalla grande. ¿Qué tan fuerte será el miedo o la cultura misógina y machista en nuestro país que hasta ahora no se sepa de alguien que se haya atrevido a romper el silencio?
Tras la publicación de The New York Times contra Weinstein se destapó una cloaca enorme que ha animado a más mujeres relacionadas con el espectáculo y el modelaje –en otras partes del mundo- a no permitir más abusos. Según una investigación de Los Angeles Times, al menos 30 mujeres denunciaron por acoso sexual al escritor y director de cine James Toback. El mismo patrón de Weinstein: mujeres jóvenes buscando una oportunidad en el cine, sometidas a preguntas sexuales, tocamientos y demás abusos.
“Ahora que estamos hablando, no callemos nunca sobre este tipo de cosas. Hablo para ayudar a poner fin a esta conspiración de silencio”.
Así se pronunció la ganadora del Oscar Lupita Nyong’o al unirse al “Yo también” o #MeToo y revelar que también fue víctima de Weinstein, conocido ahora como el depredador sexual de Hollywood.
La actriz Alyssa Milano fue quien lanzó el hashtag #MeToo: si todas las mujeres que fueron víctimas de acoso o violencia sexual escribieran “Yo también”, quizás, la gente pudiera comprender la dimensión de lo que significa esta problemática. Así se solidarizó con Rose McGowan, quien acusó a Weinstein de violación. El hashtag ha generado millones de reacciones en todo el mundo, hombres y mujeres, actores y actrices pidiendo romper con el silencio.
También The New York Times reveló que el ex presentador estrella de Fox News, Bill O Reilly pagó 32 millones de dólares para silenciar a una víctima de acoso. Una analista y compañera de pantalla.
El cantante británico Tom Jones ha sido de los pocos hombres famosos que se han animado a romper el silencio. Reconoció que cuando joven también fue víctima de acoso sexual pero además soltó una frase lapidaria “es algo que siempre ha ocurrido tanto en la industria de la música como del cine. Lo que se intenta en las mujeres, se intenta también en los hombres. En el mundo del espectáculo suceden cosas, es como descorchar una botella”.
El acoso sexual es un problema que se puede sufrir en todos partes pero tal vez en los reducidos mundos de poder y dinero sea más difícil denunciarlo. No han faltado comentarios en redes de porqué hasta ahora es que se habla de ello en la poderosa industria del entretenimiento. Lo que resulta por lo pronto suspicaz es que hasta ahora en nuestro mundo farandulero no hayamos sabido de un solo caso. ¿Será que estamos exentos del mal? ¿Será que la cultura machista y misógina es tan fuerte que “normaliza” los abusos? ¿O será que simplemente el miedo paraliza y se opta por el silencio?
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