Intereses social y colectivo, en pugna.
El fin de semana pasado se registraron dos renuncias. Ambas significativas por su carga política en el proceso electoral 2017-2018.
La que más ha llamado la atención es la de Margarita Zavala. Deja al PAN, partido que la hizo dos veces legisladora, una en el DF y otra a nivel federal.
Ella militó 33 años en Acción Nacional. Su esposo fue presidente de México postulado por ese partido y accedió al cargo bajo acusaciones de fraude.
Zavala afirma que se va porque no será la candidata del PAN a la presidencia, pues no hay condiciones en el partido para competir.
Se agradece la sinceridad. No le dan lo que quiere y mejor se va.
Desde hace varios años, desde que Felipe Calderón y su grupo no pudieron quedarse con la dirigencia del PAN, amenazaron con irse.
Poco recordaron que, mientras el grupo calderonista tuvo el poder, desde Los Pinos impusieron a Germán Martínez y a César Nava como “Jefes” nacionales de su partido.
¿Congruencia? No. La salida de Zavala se da porque su grupo ya no tiene espacios de decisión en el partido que por años los cobijó.
¿Cuántos panistas se irán con ella, cuántos votos representará en la elección del 18? Lo primero lo sabremos en semanas. Lo segundo se dará si consigue más de 866 mil firmas para poder contender como candidata independiente.
La otra renuncia es más significativa para la ciudadanía. Fuera de la partidocracia, pega la negativa de Emilio Álvarez Icaza de postularse por la vía independiente.
Él ha sido un activista por los Derechos Humanos toda su vida.
Contra él se dieron las más cruentas y cobardes agresiones desde el poder a causa de la desaparición de 43 estudiantes normalistas. Una campaña mediática sin precedentes se lanzó para impedir que la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH), por medio del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes llegara a la verdad de lo sucedido en Iguala hace tres años. La “verdad histórica” del gobierno federal no era compatible con lo que el GIEI encontraba a su paso y la campaña de desprestigio llenó de lodo páginas y espacios informativos tratando de manchar la trayectoria de los defensores de derechos humanos.
Antes, Emilio Álvarez Icaza recorrió México junto con Javier Sicilia. Ambos comprobaron el dolor de las víctimas, de los deudos de quienes están desaparecidos o fueron asesinados en el marco de la guerra contra el Narcotráfico emprendida por Felipe Calderón.
Álvarez Icaza no se postulará como candidato a la presidencia. Hay muchos “independientes” y eso le favorece al PRI.
Antes que el interés personal, el colectivo.
Esa es la gran diferencia entre las dos renuncias. Una antepuso las prebendas y privilegios personales y de su grupo, y la otra pensó primero en el bien común.
La renuncia de Emilio Álvarez Icaza me gustaría no aceptarla.
La renuncia de Margarita Zavala es bienvenida.