«ELLAS EN EL RETROVISOR»: Margarita, ¿independiente? - Mujer es Más -

«ELLAS EN EL RETROVISOR»: Margarita, ¿independiente?

Militó en el PAN desde sus 16 años.

 

Margarita Zavala fue una exitosa primera dama.

En contraste con el protagonismo que tanto se le criticó a Martha Sahagún, la esposa de Felipe Calderón logró proyectar sencillez y cercanía con la gente.

Con militancia en el PAN desde que tenía 16 años de edad, hija de una familia de arraigo partidista, Margarita Zavala consiguió ejercer su poder sin tener encima el escrutinio de los reflectores.

Sólo una persona con inteligencia política y estratégica podía concretar ese doble desafío: el bajo perfil mediático y la influencia en las deficiones gubernamentales y panistas.

Compañera de vida de Felipe Calderón desde los años 80, cuando él era dirigente juvenil de Acción Nacional, Margarita Zavala era, es y ha sido la principal interlocutora del ex mandatario mexicano.

Y desde esa condición, la ahora aspirante a la candidatura presidencial fue desde Los Pinos la principal operadora política del entonces jefe del Ejecutivo. Tanto a nivel de gobierno como en el PAN.

Desde esa condición, Margarita operó para que las organizaciones de la sociedad civil que impugnaban la estrategia de seguridad de Calderón vieran en su gobierno una cara sensible en el tema de la migración y los derechos humanos, por ejemplo.

Y, cuando se llegó la hora del relevo, desde esa condición operó para que el delfín del Presidente, Ernesto Cordero, ganara la candidatura del PAN para relevarlo.

Eso sin embargo no fue posible. Porque los panistas estuvieron en desacuerdo con Calderón y apoyaron a Josefina Vázquez Mota.

Para quienes cubrimos periodísticamente ese capítulo, resultó evidente que el grupo calderonista nunca hizo suya esa candidatura y se resignó a esperar el regreso del PRI a Los Pinos.

Desde esa decisión, y desde entonces, Margarita Zavala se convirtió en la apuesta del regreso al poder de su esposo y sus afines, los mismos que ahora son calificados como “los senadores rebeldes del PAN”, particularmente Cordero, Salvador Vega y Roberto Gil Zuarth.

Todo indica que así como el calderonismo no pudo recuperar su fuerza en el PAN durante la dirigencia de Gustavo Madero, tampoco ahora con Ricardo Anaya.

Eso explica las dificultades de Margarita Zavala para hacerse de la candidatura presidencial del PAN, incorporado ya en el Frente Ciudadano por México con el PRD y Movimiento Ciudadano.

Eso abre la posibilidad de que la representante del calderonismo tome la ruta de una postulación como independiente (como ya lo anunció) o acepte ser postulada por un partido pequeño como Encuentro Social.

Por supuesto que Margarita tiene méritos propios y como política con trayectoria fue asambleísta del DF, diputada federal y Secretaria de la Mujer del PAN.

Claro que como feminista estoy en desacuerdo con ningunear y descalificar a una política por sus nexos conyugales o, peor aún, por la biografía de su marido.

Y, por el contrario, en mi caso reconozco el talento y la relevancia de Margarita Zavala tanto en el proyecto que llevó a Calderón al gobierno como en su materialización en Los Pinos.

Pero justamente por eso asumo y subrayo que la suerte de su proyecto ahora como candidata presidencial carga con esa historia. Para bien y para mal.

Así que el desenlace de Margarita en 2018 será, nos guste o no, una nueva evaluación del sexenio de su esposo.

De figurar en la boleta, los electores podrán votar entre la continuidad del peñismo, el regreso del calderonismo o la llegada de AMLO, el hombre que asegura que el esposo de Margarita le robó el triunfo.

Y si el Frente Ciudadano por México sobrevive a la anunciada renuncia de Margarita Zavala y Felipe Calderón al PAN, en la boleta del 2018 también estará esa alternativa: la de un bloque opositor que tendrá el reto de salirse de ese referéndum ligado al sexenio anterior. 

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