“¿Qué clase de monstruo fue capaz de arrebatar la vida de Mara, cuyo único delito fue hacer lo que se pide a los jóvenes al salir de fiesta: buscar un taxi seguro de regreso a casa?”. Esto expresó Gabriela Miranda, la madre de Mara, la adolescente de 19 años que encontró la muerte y cuyo asesino fue Ricardo “N”, el conductor de una “taxi seguro” de la empresa Cabify; una frase más que contundente, más que lapidaria y más que preocupante.
Mara “cometió” varios “delitos” más: se fue antro, se quedó dormida –según revelan las investigaciones– y además ser mujer en un país donde esta condición te puede convertir en un blanco perfecto para que te ataquen sexualmente y te maten. La frenética búsqueda de Mara terminó el viernes 15, tras su desaparición el 8 de septiembre.
Mara Castilla de 19 años de edad, veracruzana, era estudiante de Ciencias Políticas en la Universidad Popular Autónoma de Puebla. Encontró la muerte en unos instantes, tras la “ocurrencia” de quererse proteger y pedir un vehículo de Cabify para llegar sin problemas a su casa.
Había estado con sus amigos en un bar de Cholula, Puebla. Hoy se sabe que el vehículo que la transportó efectivamente la llevó a su casa, según revelan las cámaras de seguridad. Pero al llegar allí resulta que no baja; el automóvil se detiene unos instantes y después se va. La hermana que la espera intuye que algo malo pasa. Da cuenta del hecho y comienza la frenética búsqueda en redes sociales y por todos lados. El chofer de Cabify es siempre el principal sospechoso. Por fortuna lo detienen, niega cualquier vínculo con la desaparición pero al final cae en contradicciones.
Notas periodísticas basadas en investigaciones, cámaras de seguridad y el GPS del teléfono de la víctima van poco a poco cerrando la historia de horror. Todo apunta a que después de tomar del vehículo “seguro”, la joven se queda dormida, por eso no baja en su casa; después el asesino entra a una tienda y va a un motel cercano. Ahí la viola, la estrangula y después tira su cadáver en Tlaxcala. ¿Qué pasó por la mente del asesino? ¿Así de sencillo se puede matar a alguien indefenso?
Hoy #TodosSomosMara. Porque después de su muerte ya no se puede confiar incluso ni en los transportes “seguros” como Cabify. ¿Con qué tranquilidad le podemos pedir hoy a nuestras hijas o hijos abordar este tipo de servicios para evitar ser vulnerables de algún delito? Todos podemos ser víctimas ya. Por lo menos en este país se rompió el mito de la seguridad de estas empresas globales.
¿Quién tiene la responsabilidad? ¿Hay control para otorgar los permisos? ¿Se tienen registros de quiénes son los choferes? Hoy sí, #TodosSomosMara porque podemos cometer el “delito” de querer transportarnos de manera segura y si a eso agregamos el ser mujer en este país donde seis de cada 10 han sufrido algún tipo de violencia –según el INEGI–, tiene razón Gabriela Miranda.