Hay ciudades de México que desde hace años están dolidas.
Les duele la violencia que genera el crimen organizado.
Les duele la violencia que se vive día a día entre las paredes de una casa.
Pero más les ha dolido el abandono de quienes debieron prevenir primero y resolver después los problemas que los desgarraron como sociedad.
Durante al menos dos décadas, Reynosa fue abandonado por las autoridades estatales ante el crecimiento del crimen organizado.
La descomposición del tejido social acrecentó la indefensión de los ciudadanos ante autoridades coludidas con los criminales y cómplices de las más atroces acciones en contra de una ciudad que era ejemplo de crecimiento con una vecindad con McAllen, Texas, que contribuía al crecimiento de las dos ciudades fronterizas.
Hace unos días, el gobierno estatal presentó un plan denominado Unidos Por Reynosa que pretende, primero, reducir la incidencia delictiva. Al mismo tiempo, quiere minimizar las violencias, en plural, que vive la sociedad.
Las autoridades han seccionado al municipio y en dos áreas, llamadas polígonos, y sus acciones se irán alineando a las necesidades de las personas que viven en esas zonas.
Son 53 colonias las que serán atendidas en donde viven más de 136 mil tamaulipecos.
¿Qué se ha encontrado en esos lugares? Primero, una falta de infraestructura en servicios como educación, salud y seguridad. También son las zonas de alta incidencia delictiva e incidencia de diversos factores que ponen en riesgo a la comunidad como el narcomenudeo, la violencia intrafamiliar, la violencia de género, trata de personas y robos.
El rescate de estos polígonos implicará desde la inversión para recuperar los espacios públicos y regenerarlos para el servicio de la comunidad y construir la infraestructura necesaria (escuelas, centros de salud, entre otros) para recuperar la vida social de Reynosa.
¿Funcionará este plan? Conforme al planteamiento de las autoridades, pareciera que tiene futuro, pero aquí hay un elemento que será determinante para que la recuperación de Reynosa se logre: la participación ciudadana.
Nada más, pero nada menos.
Sin el empuje de quienes viven en Reynosa, nada podrá cambiar. Podrán ser muy buenas las intenciones y los planes del gobernador Francisco Javier García Cabeza de Vaca, de las autoridades municipales y de todos los organismos que confluyen en este plan, pero si la sociedad de Reynosa no le entra, poco se solucionará.
¿Cuánto tiempo se necesita para atender a una ciudad tan dolida como Reynosa? El tiempo que la ciudadanía quiera. El gobierno ya comenzó, pero en realidad será el ánimo y la velocidad que le impriman quienes viven en Reynosa los que recuperen la vida cotidiana que tenía la ciudad hace unas décadas.
El primer paso para recuperar Tamaulipas está dado. Luego vendrán Tampico y Nuevo Laredo y las demás localidades de la entidad.
Y ojalá, en el mediano plazo, veamos que Tamaulipas, la entidad más olvidada en las últimas décadas, pueda recuperar la tranquilidad. No es de un día para otro, pero ya comenzaron. La sociedad tiene la palabra.