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«MIRADA GLOBAL»: Gracias, Malala

Mi madre que hoy tiene 67 años, siempre que puede recuerda las ganas que tenía de estudiar Derecho y cómo la familia se lo impidió. “Olvídate de estudiar, las mujeres no pueden andar en carreras de hombres”. Terminó hasta la secundaria y de ahí el oficio de corte y confección. A los 16 años me tuvo a mí y ahí terminaron sus aspiraciones de prepararse y convertirse en abogada. Ese era el destino de las mujeres en este país.

A diferencia de ella, tuve la oportunidad de estudiar lo que quería y hasta donde podía. Aún con esfuerzos, las circunstancias fueron cambiando para las mexicanas: mayor acceso a la educación pero aún bajo el yugo de una sociedad machista y discriminatoria.

Por eso resulta altamente reconfortante escuchar las palabras de la activista paquistaní Malala Yousafzai en su reciente visita a nuestro país:

El feminismo comienza en casa, con padres y hermanos defendiendo el derechos de las niñas a tener educación y las mismas oportunidades que los hombres”.

Efectivamente, siempre he dicho que los machos no surgen por generación espontánea, es el seno familiar donde se gestan y se fortalecen con acciones cotidianas en las que se marcan las diferencias entre hombres y mujeres. Pero luchar por la igualdad, como dice Malala, involucra a hombres y mujeres, los dos nos necesitamos mutuamente.

Dice Malala que para lograr cambios importantes no se necesita ser primer ministro o presidente. Las pequeñas acciones desde cualquier trinchera abonan en la equidad de género.

Repartir, por ejemplo, las labores cotidianas de la casa por igual entre niños y niñas, evita hacer diferencias. Dar oportunidad de estudio a hombres y mujeres por igual, da la oportunidad de independencia, empoderamiento y ayuda incluso a la economía de las naciones. La OCDE estima que una plena igualdad de género en el sector laboral, aumentaría en 26% el PIB mundial en los próximos 15 años.

Cualquiera puede ser agente de cambio, dice la premio Nobel de La Paz más joven de la historia. Propone por ejemplo hacer uso de las redes sociales para alzar la voz, denunciar injusticias y discriminación. Así como tiene su lado oscuro –en el que cualquier individuo puede desatar el odio y las ofensas–, también tienen la posibilidad de construir ideas y movimientos.

Recomendó a las jóvenes mexicanas ser madres por elección, no ponerse límites –efectivamente, a fuerza de la costumbre las mujeres, también somos proclives a ponernos nuestras propias barreras, la edad, el temor a competir con hombres, a dar por sentado que los cosas así son y ya no hay por qué luchar–.

La educación te hace independiente; las mujeres son poderosas”, afirma Malala.

Cifras del INEGI revelan que más de dos millones de niños entre los 3 y 5 años de edad no van a la escuela por alguna razón. De los 6 a los 14 años, más de 700 mil y de entre los 15 y 17 años, más de un millón 600 mil. Una gran mayoría son mujeres.

Por fortuna ya no son los tiempos de mi madre. Hoy sin duda hay más oportunidades de educación para las mujeres, pero aún así hay todavía que romper esquemas sociales y auto-impuestos para avanzar en la equidad de género. Gracias, Malala por ser una joven con un carisma y una inteligencia impresionantes. Venciste al talibán y ojalá que tu voz haya tocado el corazón de muchos jóvenes y políticos en este país.

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