«ACTOS DE PODER»: No hagas cosas buenas que parezcan malas, ni malas que parezcan buenas - Mujer es Más -

«ACTOS DE PODER»: No hagas cosas buenas que parezcan malas, ni malas que parezcan buenas

Y pare el caso, a la encuesta de MORENA le queda perfecto este dicho de las abuelas.

El partido de López Obrador está enfrascado en un lío por no poner en una vitrina los procedimientos para elegir candidatos.

Aquí el problema no es ni Claudia Sheinbaum ni Ricardo Monreal, sino la opacidad con la que MORENA se maneja ante la ciudadanía.

Hoy más que nunca, el partido que tiene al puntero en las encuestas rumbo al 18, no se puede dar el lujo de no hacer partícipe a la gente del cómo, cuándo y con quién se elige a eso que llaman coordinadores de Organización. En realidad lo que están designando son candidatos a los cargos que estarán en disputa el próximo año.

Si MORENA hubiese dado a conocer la metodología, los cuestionarios, el tamaño de la muestra y los segmentos de población a donde se aplicaría la mentada encuesta, hoy nadie estaría en condiciones de reclamar robo en despoblado.

No basta que los aspirantes al cargo supieran el cómo, era necesario que los potenciales electores de MORENA supieran paso a paso cuál fue el método por el que se eligió a quien podrán votar para gobernarlos a partir de diciembre del próximo año.

La opacidad morenista ya causó el efecto contrario a lo que buscaban: hoy el Gran Elector es Andrés Manuel López Obrador y no el pueblo sabio que sabe lo que quiere.

MORENA está actuando a espaldas de sus militantes y de los ciudadanos a los que quiere gobernar. Sus métodos para ir decantando aspirantes a cargos de elección popular se les hizo bolas. Y hay momentos en los que parece que es a propósito que se note que en MORENA no hay siquiera un ápice de democracia.

Claudia Sheinbaum está en su pleno derecho de exigir a su correligionario Monreal que acepte los resultados de la encuesta. Decía Ricardo Monreal que se aceptaron los métodos, se aceptan los recursos.

Pero Monreal tiene a su favor que, al ser secretos esos métodos, puede alegar que la nomenclatura le jugó chueco.

Quienes conocen a López Obrador saben que se desentiende, en muchas ocasiones, de toda esa efervescencia que causa la designación de candidatos. Sólo actúa en casos extremos. Y hoy se ve con mayor nitidez. Su ausencia levanta sospechas en quienes buscan elementos para criticarlo.

Cuando López Obrador determina quién es candidato, se nota. Es el caso de Delfina Gómez.

Pero pocos saben que, aun cuando hay posibilidades de que su partido gane, Andrés Manuel es capaz de no hacer nada para apuntalar el triunfo.

Sheinbaum será una gran candidata. Monreal habría sido un magnifico operador como candidato.

López Obrador debió  actuar con mayor firmeza. En favor o no de alguien.

Dejarle toda la operación a un personaje como Gabriel García tiene consecuencias. Y las estamos viendo ya: MORENA enfrenta una crisis de un partido viejo, siendo el más nuevo de los interesados en gobernarnos.

 

Mala señal.

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