Esta semana comienza la primera ronda de negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) de la que tanto se ha hablado. Tenemos un equipo de negociadores de primer nivel, una ruta crítica o agenda a negociar, el apoyo de las distintas fuerzas políticas del país, de la Iniciativa Privada y hay una especie de frente común en la comentocracia y en los medios de comunicación. Todo listo para lo que se venga, sin embargo, cabe preguntarnos: ¿Si la negociación o modernización del TLCAN es de vida o muerte en materia comercial para México?
Como se sabe, el TLCAN, especialmente el mercado de Estados Unidos, representa aproximadamente el 80% de nuestro comercio exterior y que, de acuerdo al Banco de México, se tuvo un superávit comercial de 123,889,278 millones de dólares. ¿Esto es mucho o poco? Si lo comparamos con la balanza comercial con otras regiones, tendremos la respuesta.
En el mismo periodo, con Asia se tuvo un déficit comercial de 118,250,754 millones de dólares; con Europa, también tuvimos una relación desfavorable con 26,025,476 millones de dólares; con Oceanía, un superávit de 23,727 millones de dólares; con Sudamérica una balanza comercial positiva de 2,861, 558 millones de dólares; con las Antillas, una balanza favorable de 957,599 millones de dólares y con Centroamérica una balanza favorable a México de 3,629,580 millones de dólares.
Como se observa, estos datos nos indican que el superávit que México mantiene con el TLCAN sirve para financiar el déficit que se tiene con Asia o Europa. La balanza comercial positiva que México tuvo con Centroamérica, las Antillas y Sudamérica ayudan, pero no son la salida o una opción, por lo menos en el corto plazo, para compensar una posible afectación del comercio exterior de México con los miembros del TLCAN. ¿Cuál es la salida? ¿La diversificación de nuestros mercados externos? ¿Firmar más Tratados de Libre Comercio? ¿Con China o Corea? No lo creo.
Los datos del Banco de México nuevamente nos muestran la realidad. Con China, Japón y Corea se tuvo en el año de 2016 un déficit comercial de 89,192,774 millones de dólares; abrirnos más a ellos, profundizaría más el déficit comercial que se tiene con ellos.
Partiendo de esta información pienso que, si bien es cierto, de alguna manera el comercio exterior de México se encuentra en una etapa de incertidumbre, no todo es catastrófico.
Una eventual salida de México del TLCAN nos orillaría a cambiar la estrategia. En un principio, apegarnos a las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC) serviría para mantener relativamente estables los flujos comerciales con Norteamérica y daría la pauta para una verdadera planeación en nuestro comercio internacional considerando la oferta y demanda de los mercados globales. Deseémosle suerte a nuestro equipo de negociadores. La necesitarán, más aún cuando el inquilino de la Casa Blanca es impredecible.
Adolfo Laborde. Analista internacional http://adolfolaborde.com/