La sangre roja y brillante corre a borbotones por su brazo. Ella siente dolor y junto con el ardor, una indescriptible sensación de placer. Autolesionarse se ha convertido en la única forma con la que se siente viva, o al menos eso cree.
Él está tan triste que no quiere comer, lo único que desea es dormir para que nadie lo moleste. No sabe por qué, pero siente que nada de lo que hace está bien, pareciera que está en un pozo oscuro y profundo, solo tiene deseos de morir. Sus padres le dicen que no lo entienden, que no puede ser que esté aburrido de la vida. ¡Es un adolescente, con toda una vida por delante! Lo regañan y le dicen que deje la flojera y se ponga a estudiar.
Los mexicanos nos llenamos la boca diciendo que “el futuro del país está en los jóvenes”, que “los niños son la esperanza” y que “la familia es lo más importante”. Cuando en realidad tenemos un grave problema social con nuestros adolescentes, muchos de ellos se nos están muriendo ya sea por los altos niveles de violencia, por las drogas o por la depresión. Parece que no hay una política pública real que busque rescatar a esos jóvenes, a esas familias. Impera la visión de miopía sexenal.
Primero, haríamos bien en preguntarnos ¿por qué abundan los casos de adolescentes que tienen entre 12 y 18 años de edad, desorientados, sin un motivo para seguir vivos e incomprendidos por sus progenitores. Segundo, piense en sus padres, frecuentemente tratando de lidiar con sus propios problemas existenciales, amorosos y laborales. Por si fuera poco, frustrados, embotoxados, desesperados porque no quieren que la juventud se les escape del rostro. No es extraño entonces que les moleste, aún más, el ver a esos adolescentes no valorar su juventud.
La depresión juvenil es un problema serio entre los muchachos de 12 a 19 años de edad, según datos de la Organización Mundial de la Salud. En ocasiones esa tristeza prolongada se debe a cambios en niveles hormonales, desequilibrios químicos cerebrales, adicciones al alcohol y las drogas, problemas emocionales por bullying y cuestiones familiares (divorcios, abuso sexual, enfermedad grave, etcétera). Estudios de la Secretaría de Salud, apuntan que la mortalidad entre los adolescentes mexicanos es tres veces más alta que en Japón o Canadá.
A raíz de la tragedia ocurrida en una escuela regiomontana, donde un adolescente disparó un arma de fuego contra su maestra y varios compañeros, se encendió la luz de alerta sobre la problemática emocional juvenil y la urgente necesidad de guiarlos para que puedan salir de esa crítica etapa emocional, que se conozcan a sí mismos y se conviertan en jóvenes emprendedores, esos que pueden sacar adelante a un país. Esa es la misión que tiene un organismo jalisciense llamado Trébol Talento Joven, encabezado por Mónica Urdapilleta: Trabajar en el “ser” de los jóvenes, que se sientan valiosos, talentosos, sabedores de que su aportación cambia a la sociedad, a su patria.
Como cuatro foliolos del trébol se han sumado mujeres empresarias jaliscienses que becan y estimulan a los jóvenes para que hagan realidad esos proyectos: Rosario Mendoza (prestigiada diseñadora internacional de modas y dueña de Takasami), Trinidad Terrazas (industrializadora de los productos de la miel y la colmena, mundialmente conocida como Tía Trini), Marisa Laso (empresaria de la repostería) y Geraldine Vega (industrial joyera). Todas ellas han enfrentado momentos críticos en su vida personal, familiar y empresarial pero han salido avante y ahora quieren tender la mano a los muchachos. Esos esfuerzos deberían multiplicarse en las cúpulas de la iniciativa privada del país porque al final de cuentas de esos chavos saldrán los líderes empresariales y los trabajadores.
Adriana Luna adriana@notiemp.com Periodista multimedia con 25 años de ejercicio profesional. Secretaria de Acción Femenil en el Sindicato Industrial de Trabajadores y Artistas de Televisión y Radio, Similares y Conexos de la República Mexicana, (SITATYR) sección Guadalajara. Secretaria General del Club de Periodistas de Jalisco. Curiosa en todo, experta en nada. Mujer antagónica en sí misma, con el corazón parecido a la Madre Teresa y con un genio como el de Margaret Thatcher.